Garz
asando. Esto no podía estar pasando. Cada terminación nerviosa d
uscando torpemente mi cintura. Su beso no era un beso de afecto, sino un saqueo desesp
, un sonido ahogado at
andro!
fuerte. Se apretó más, su cuerpo
terrando su rostro en mi cabello-.
Camila. El horror se intensificó, retorciendo mi estómago en nudos. Ni siquiera
Mis pies colgaban inútilmente. Me llevó, tropezando, fuera de mi habitación y por el
ama. El colchón se hundió bajo mi peso. Me arrastré hacia atrás, tratando de poner distancia entre nosotros, p
é, mi voz cruda de terror y asco
u cuerpo, que había estado presionando el mío, se puso rígido. Sus ojos, todavía nublados, se enfocaron lent
demacrado. Se echó hacia atrás, sus manos cayendo de mi cuerpo como si lo hubier
o ensordecedor. El aire crepitaba con terror no di
ino y brusco, se dio la vuelta,
voz ronca, apenas audib
sus ojos todavía nublados, pero
estás... molesta? -Intentó sonar inocente, desc
n pájaro atrapado desesperado por escapar. Iba
ré, mi voz tembla
a ira repentina br
as ahí. -Hizo un gesto vago, como si mi sola presencia fuera la ca
tó. La injusticia d
sonido largo
as Camila. Es tarde. Deberías volver a tu habitación
olvió, sus ojos todavía pesados. Extendió la mano, atray
orprendentemente suave ahora-. Solo
su abrazo. *No quiero estar solo*. No *te qui
esado con el olor a alcohol. Quería gritar. Luchar. Correr. Pero estaba para
iosa escapando de mis labios. *Por
, ahora descansaba inocentemente en mi cadera. Ya se estaba que
a atr
tico contra mis costillas. Sentí una ola de mareo, mi cabeza daba
visión se nubló. Cerré los ojos, deseando desaparecer. El agotamien
í en un sueño inquieto e intermitente, acurrucada contra el hombre
andro ya estaba despierto, sentado en el borde de la cama, de espaldas a mí. Estaba completamente vestido, impeca
estaban sombreados, una compleja mezcla de emociones arremoli
io primero, su v
ué hacías
ro ardió. La pura audacia de su pre
o que pasó -dije, mi voz temblando a p
mirarme de frente. Su expresi
no causaras ningún problema. ¿Qué crees que diría Camila si se enterara? -Me señaló con un dedo-. N
murieron en mi lengua. ¿Cuál era el punto? Nunca me creería. Nunca asumirí
n mi estómago. Este era su patrón. Su cont
endo a ceniza. Una rendición amarga
ello de satisfac
lemas. Camila llegará pronto, y no quiero nel clic de la puerta resonand
ños, la esperanza. Todo por un hombre que me veía como un problema, una carga, una herman
elo era en unas pocas horas. Me iría. Y nunca miraría atrás. Nunca me
ido. Para
Estaban abajo. ¿Y si me veían salir de su habitación? Mi coraz
s ligeros y silenciosos, como un ladrón en mi propia casa. Llegué a mi habitación, c
r los últimos artículos, una vo
ces en la habita
una ceja perfectamente arqueada, una sonrisa

GOOGLE PLAY