Instalar App
Historia

Capítulo 8

Palabras:1018    |    Actualizado en: Hoy, a las 18:57

Garz

ostillas, un frenético tamborileo de terror y humillación. Me había visto. Saliendo de la habitación de A

ir, mi voz un susu

de Alejandro, seguida de dos voces desconocidas y formales. Los padres de Cam

e Camila se ensanchó, una m

o para que yo oyera-. No quisiera arruinar la llegada de mis padres con tus... pequeños problemas. -Pasó

las risas educadas, el tintineo de las copas. Mi mundo se

en menos de

güenza, la ira, la amarga injusticia de todo, amenazaban con consumirme. Él me había culpado. Me había hecho sentir como u

aje. A mi tío. "Voy para allá. Llegaré pronto. No te

ndro. Mi pulgar se cernió sobre

. El nombre se sentía pesado, cargado con una vida

antes de que su voz enérgic

nte ocupada ahora mismo. Los pa

rprendentemente firme-

r coloreando su tono-. Es un gran día para Alejandro

aliendo a borbotones, frías y

tónito. Luego, su voz, ag

tás hablando? ¿Estás huyendo? ¿Es

noche? ¿Cómo lo sabía

-pregunté, mi voz p

ompletamente desaliñada! ¿Qué crees que estabas haciendo exactamente? ¿Tratando de sabotear su compromiso? ¿Estás tratando de seducir a tu hermanastro? -Su

ducir a mi hermanastro*. Las palabras resonaban en mis oídos, sonando con una verdad h

que debería haberme protegido, creído en mí. La mujer que me veía como nada más que un

l equipaje de una vida anterior. Alejandro, a pesar de su eventual crueldad, había sido el único que parecía verme de verdad, que ofrecía un destello de calidez en mi mundo frío y aislado. Fue mi protector, ha

abras ahogadas por el dolor-. ¿Siquiera sabes

pesado esta vez,

milia, el futuro de Alejandro, ¡todo! Esta es tu última advertencia. Si causas a

do. Así de simple. La ruptura fina

tió como un puñetazo en el estómago. Mi última ancla, desaparecida. Mi

había aca

era en

a casa, dejando solo una pequeña nota cuidadosamente doblada en mi cama. Era

sociales. Todas. Luego, con una respiración profunda y temblorosa, realicé un restablecimiento de

to mi santuario como mi prisión. Vacía. Tal como me sentía. Pero deb

í por la puerta principal, cerrándola suavemente detrás de mí. Sin fanfarrias. S

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY