Instalar App
Historia

Capítulo 6

Palabras:1508    |    Actualizado en: Hoy, a las 18:57

Garz

pejo del pasillo era un crudo recordatorio de mi miseria: un fantasma pálido y tembloroso. Fui directamente a mi habitación, me

me metí en la cama y caí en un sueño profundo y sin sueños, el tipo de

sus susurros cariñosos formando la banda sonora de mi partida silenciosa. Apenas los vi. Comía en mi habitación, trabajaba en mi laptop y organizaba meticulosamente los ú

y desapercibida, estaba hacie

ocional se había estancado. Eran simplemente ruido de fondo, ya no capaces de p

de vuelo de mi tío Gerardo. Vuelo

ra sabía dulce,

a fecha resaltada en el calendario de mi telé

lo perfecto, la tarjeta perfecta, tratando de capturar en un pequeño detalle el inmenso amor que sentía por él. ¿Ahora? Ahora, mi regalo era mi ausencia. Mi partid

aía sobre mis hombros. Coloqué cuidadosamente mi portafolio de nuevos diseños, diseños que n

go. Viejos libros de texto, algunos pequeños adornos sentimentales de mi infancia que no eran sobre Al

entró, haciendo sonar sus llaves. Parecía cans

endido de verme-. ¿Qué es

iendo mi voz plana-. Limp

miliar mirada de leve de

bes, deberías aprender a ser má

irritaban. Siempre tenía que tener una opinión, u

a vuelta para colocar la caj

sp

a puede ser un poco... intensa. Pero s

, una risa hueca

ejandro? ¿De ve

mente sorprendi

fi. No seas tonta

a marca. Su forma de ponerme en mi lu

ó su

os padres de Camila. Finalizando algu

supuesto. La fiesta de

ró de mí. Un último y desesperado int

uave de lo que pretendía-. Es.

estello de sorp

ado, con todo lo que está pasando. -Se frotó

o. Le había horneado un pastel, comprado un regalo considerad

rdaras. -Una parte de mí, la parte patética y aferrada, quería decir: *Esta es la última

ál era el punto? No le im

Bueno, realmente tengo que irme. No me esperes des

rité, una súpli

o en el pomo de la pue

, Sofi? Ll

ra muriendo en mis labio

fue. El clic de la cerradura

por mi rostro. Sentía el pecho como si una mano invisible lo estuviera apreta

con el dorso de la mano. No m

mis cajones, incluso debajo de mi cama. Mis ojos escanearon cada rincón. Un pequeño cuaderno de bocetos encuadernado en c

est

leta que le pedí que tirara. La que él había arrojado

cuaderno de bocetos más antiguo. Uno de cuando era niña. Antes de Alejandro. Ll

n niño joven, con una mata de pelo oscuro, una sonrisa confiada. Alejandro. De cuando se mudó por primera vez, mi protector, mi héroe.

o había dibujado a él. Para él. Por mi a

ban en blanco. Un nuevo

alma se apoderó de mí. Dibujaría. Pero n

ojos, claros y enfocados en un horizonte lejano. A su lado, un hombre. No Alejan

o mi habitación en tonos de naranja y púrpura. El dibujo era crud

e entrada rompió mi trance. Luego, la puerta principal a

r de su voz. E

da desde el pasillo-. ¿E

rrió. No quería ve

rta, apoyándose pesadamente contra el marco. Sus ojos,

isa torcida en su rostro-. ¿Dó

tintos gritaron. Corre. Pero estaba congelada, atrapada

tratando de alejarlo. El olor a

a un abrazo sofocante. Sus labios, ásperos y exigentes, se estrellaron co

Alejandro. Este no era mi hermanastro pro

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY