Garz
pejo del pasillo era un crudo recordatorio de mi miseria: un fantasma pálido y tembloroso. Fui directamente a mi habitación, me
me metí en la cama y caí en un sueño profundo y sin sueños, el tipo de
sus susurros cariñosos formando la banda sonora de mi partida silenciosa. Apenas los vi. Comía en mi habitación, trabajaba en mi laptop y organizaba meticulosamente los ú
y desapercibida, estaba hacie
ocional se había estancado. Eran simplemente ruido de fondo, ya no capaces de p
de vuelo de mi tío Gerardo. Vuelo
ra sabía dulce,
a fecha resaltada en el calendario de mi telé
lo perfecto, la tarjeta perfecta, tratando de capturar en un pequeño detalle el inmenso amor que sentía por él. ¿Ahora? Ahora, mi regalo era mi ausencia. Mi partid
aía sobre mis hombros. Coloqué cuidadosamente mi portafolio de nuevos diseños, diseños que n
go. Viejos libros de texto, algunos pequeños adornos sentimentales de mi infancia que no eran sobre Al
entró, haciendo sonar sus llaves. Parecía cans
endido de verme-. ¿Qué es
iendo mi voz plana-. Limp
miliar mirada de leve de
bes, deberías aprender a ser má
irritaban. Siempre tenía que tener una opinión, u
a vuelta para colocar la caj
sp
a puede ser un poco... intensa. Pero s
, una risa hueca
ejandro? ¿De ve
mente sorprendi
fi. No seas tonta
a marca. Su forma de ponerme en mi lu
ó su
os padres de Camila. Finalizando algu
supuesto. La fiesta de
ró de mí. Un último y desesperado int
uave de lo que pretendía-. Es.
estello de sorp
ado, con todo lo que está pasando. -Se frotó
o. Le había horneado un pastel, comprado un regalo considerad
rdaras. -Una parte de mí, la parte patética y aferrada, quería decir: *Esta es la última
ál era el punto? No le im
Bueno, realmente tengo que irme. No me esperes des
rité, una súpli
o en el pomo de la pue
, Sofi? Ll
ra muriendo en mis labio
fue. El clic de la cerradura
por mi rostro. Sentía el pecho como si una mano invisible lo estuviera apreta
con el dorso de la mano. No m
mis cajones, incluso debajo de mi cama. Mis ojos escanearon cada rincón. Un pequeño cuaderno de bocetos encuadernado en c
est
leta que le pedí que tirara. La que él había arrojado
cuaderno de bocetos más antiguo. Uno de cuando era niña. Antes de Alejandro. Ll
n niño joven, con una mata de pelo oscuro, una sonrisa confiada. Alejandro. De cuando se mudó por primera vez, mi protector, mi héroe.
o había dibujado a él. Para él. Por mi a
ban en blanco. Un nuevo
alma se apoderó de mí. Dibujaría. Pero n
ojos, claros y enfocados en un horizonte lejano. A su lado, un hombre. No Alejan
o mi habitación en tonos de naranja y púrpura. El dibujo era crud
e entrada rompió mi trance. Luego, la puerta principal a
r de su voz. E
da desde el pasillo-. ¿E
rrió. No quería ve
rta, apoyándose pesadamente contra el marco. Sus ojos,
isa torcida en su rostro-. ¿Dó
tintos gritaron. Corre. Pero estaba congelada, atrapada
tratando de alejarlo. El olor a
a un abrazo sofocante. Sus labios, ásperos y exigentes, se estrellaron co
Alejandro. Este no era mi hermanastro pro

GOOGLE PLAY