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Historia

Capítulo 5 NATHANIEL

Palabras:4952    |    Actualizado en: 29/08/2021

cando a Valet por ahí. Estaba drogada. Habían drogado a Valet y no quería siquiera pensar en qué pudo haber pasado si yo no me hubiese percatado d

aba era difícil pues parecía que sus pies se aferraran al pavimento. Esta balbuceó algo que no entendí. Me aseguré de que guardias conocidos no estuviesen en la entrada cuando pasé por la acera hasta

os—. Voy… voy a quitarme… —balbuceó enderezándose en el asiento de

es de que pudiese seg

eó unas cuantas veces y rió mirándo

—dijo coqueta después inclin

estés quieta por ahora —

cluso detecté que hizo un leve puchero y cuand

quede quieta? —preguntó mi

pudiese decirme algo más. Claro asegurándome de haber puesto el seguro para niños. Rodeé el auto y subí a este rápido. No quería que

es pronto detectarían su ausencia. Cosa de la que me tenía que encargar. Tenía que hacer que sacara todo rastro de aquella sustancia

a mi lado mientras se revolvía en el

da malo hubiese pasado antes entre nosotros,

e no había mucha gente. Miré de reojo que Valet miró a todos lados desconcertada y después me mirab

traerme aquí? —preguntó a

el cinturón y me giré en mi propio asiento para

on la mirada la suya para poder ver qué cl

se lo que él me había dicho, de todos modos, era algo alarmante. El GHB tenía distintos efectos, los cuales s

n que algunos efectos eran el sentirse afectuosa y juguetona, aumento de sensualidad, disminución leve de inhibición y aumento del deseo sexual. Cosa que las primeras dos ya estaban haciendo presencia en la p

borrar cualquier idea de lo que pudo ha

intiéndose bien, en algún momento los mareos y las ganas de vomitar iban a ser alarm

egundos, casi queriendo

iso aparecer en mis labios por su ocurrencia, no p

to te dieron de esa mierda, pero necesito llevarte al apartamento y hacerte sacar todo ra

irándome y yo mirando como se perdía de nuevo en un limbo. E

nos a las mías que aún sostenían su rostro con el p

a dentadura. Sus manos me acariciaron las mías y des

e pronto volviendo a la Valet energé

nera juguetona y se mordía el labio inferior. Cosa que c

ahí—. La bebida, claro… el sexo en la playa nunca lo he

estaba cuerda. Sabía que la Valet sobria no era la que decía aquello y eso era l

de sus cejas mirándome con atención—. D

cabeza de un lado a otro rodea

da, no el sexo en sí —masculló sonriendo de

debido a los botones desabrochados de la ca

te? —le pregunté mirándo

jó caer de nuevo en el as

e que sus manos hacían fuera a su cuello. Estaba sudando. Noté como su piel come

lbuceó con los

r un poco de agua. Saqué la llave del auto, coloqué el seguro de niñ

, Valet, por favor —rogué para que en aquel e

taba el 7Eleven. Entré de inmediato yendo directo a los refrigerados donde saqué un agua fría. Al acercarme para pagar aproveché para pedir una cajetilla de

a permitirlo por lo que saqué de la guantera una pequeña toalla blanca y abrí la botella de agua para colocar un poco en esta

—balbuceó frun

ahora? —pregunté

ientras sus manos iban a su blusa comenzando

enrollaba la toalla para poder poner

ente. Estab

oz alta negando y com

a de ella. Por suerte no estábamos tan lejos cosa que agradecí cuando en menos de diez minutos ya nos encontrábamos frente a su edificio. Tomé su bolso que había caído entr

iese abrir la puerta de Valet. Se quedó ahí aparcado y e

dijo antes de que pudiese preguntarle

ara enlazar el teléfono de Valet en ubicación al de Evans, así

fundo llevando una mano a mi

erme—. ¿Cómo carajos no te diste cuenta? Se supone que

veinticuatro horas, me sería más fácil el poder cuidarla

ede sa

de que esté siempre en buenas

cé de brazos y levanté la barbilla m

itido que vaya a un lugar que te dije que no podía ir y he tenido que sacarla de ahí bajo efectos de una droga que usan para poder violar a las chicas? —di un paso hacia él mirándolo serio—. ¿Acaso no te pago lo suficientem

me hacía querer romper algo. Pasé mi mano por mi rostro de manera exasp

—dije sin mirarlo y abrí la puerta d

to. Subí mi mano a tocar su frente, aún ardía y aquello solo lograba alterarme más. Le acaricié la mejilla, esta apenas movió la cabeza soltando un quejido y frunció el ceño. No podía perde

ude presioné el botón del piso. Valet se rev

—murmuró y despué

algo difícil, metí la llave que me encargué llevar en mano ya lista para poder abrir la puerta del apartamento de Valet. Empujé la puerta y entré viendo solamente oscurida

into. Al abrirla vi una cama en medio. El lugar olía a ella y casi cierro los ojos por aquel aroma que tanto me encantaba. Aquel aroma que solía antes invadir

ezó—. Quiero… —me tomó del brazo

—pregunté mirándola

hacia una puerta que había dentro de la habitación. La abrió y entonces

ra mano le acariciaba la espalda. Me sentí relajado el saber que al menos de alguna manera ya comenzaba a expulsar todo y

unos segundos tosió y se hizo para atrás como si hubiese recibido un mareo. Rodee su cintura y cas

y negó—. No, por favor…

acariciándola mient

lbuceó y le acomodé el

a recosté y esta apenas se removió ahí. Encendí la pequeña lámpara que había en el buró a

o que encontré sirviendo agua. Cuando volví me acerqué a ella

ua —murmuré lo suficiente a

ciendo

—dije mirándola y en

re risas negando—. Sexo en

l también tenía que encargarme para asegurarme de que estuviese bien. No tuve otra opción mas que pas

e pedí sentándome a su lado un poco más

boca y se inclinó para tomar de esta unos cuantos sorbos. Pensé que serían pocos, pero para mi suerte tomó t

u mano hasta que chocó con mi pecho. La dejó ahí por unos segundos y después la dejó caer haciendo que c

ndo salí de le habitación para ir a la

. Cuando regresé a la habitación, no la vi sobre la cama. Fruncí el ceño extrañado hasta que escuché ruido en el baño. Dejé

esparcida por el suelo y s

er

V

s de que pudiese termin

blanca. No cualquier ropa interior. Era blanca y en ciertas zonas había encaje. Su sostén no tenía t

ue lidiar con el estado de Valet, también tenía que hacerlo con los efectos que provocaban sus acciones en mí

taba lo fuerte que tratase de mantenerme frente

sus cinco sentidos y eso fue lo único que necesité p

uré buscando

rada hacia mí. Sus ojos perezosos se en

se convirtió casi como en una mueca de dolor—. Está

entras la miraba. Extendí mi brazo hasta que mi mano rozó su mejilla y

te quite el calor? —pregunté en un t

que había tenido en su sistema minutos antes y por lo que aún mantenía dentro. Toqué su frente, aún estaba caliente pero ya era menos. Esperab

ponerse firme sobre sus pies. Hice que se sentara en el retrete y cuando me alejé tomó mi mano con fuerza casi siéndole un soporte para mantenerse ahí. Estaba c

nclinara más por la temperatura fría debido a la fiebre que probablemente mantenía y tenía que hacer desaparecer. Dejé que el agua corriera unos minutos

puedo mover

í el

menzando de nuevo a alarmarme por

mascullando y sentí como su mano se

la sustancia dentro de ella. Porque aquello era un

uevo comenzó a expulsar lo que sea que aún hubiese seguido en su sistema. Volví a tomarle el cabello para que este no se manchara al atravesarse en su rostro. Después de unos segundos

más? —pregunté b

ndo los ojos y fr

más fácil la tomé en brazos y la metí a la bañera con cuidado sentándola. Esta se estremeció y se quejó, seguramente por la temperatura, pero no hizo más que eso. La acomodé con cuidado, me puse de cuclillas a l

do de su estómago, aún no se encontraba del todo cuerda. Le lavé el pelo, el cuerpo, me encargué de humedecerle el rostro y cue

e coloqué la blusa mientras esta estaba con la mirada fija en el suelo. Se notaba que los párpados le pesaban pues apenas podía mantenerlos abiertos. Si tenía calor entonces la blusa sería suficiente. Mi mano con cuida

olvió a apoyar su fren

refería. Le acaricié el cabello húme

dientes? —pregunté y esta

ta donde estaba Valet, me puse de cuclillas frente a ella y acerqué el cepillo ya con pasta a su boca. Esta de inmediato la abri

é el cepillo y vaso en el buró para poder incorporarme y recostarla. Esta no dijo nada, su cuerpo estaba débil así que de esa manera no podía ha

ño y recogí su ropa que yacía ahí tirada. La doblé y la puse en lo que parecía ser su cesto de ropa sucia. Incluso encendí unos inciensos que encontré en su habitación, sabía que Valet era amante de inciensos

lular. Era el de Valet, así que lo tomé y al ver en la p

entras apreta

ntemente confundido de escuchar una v

esté después dirigie

después de unos segundos volvi

et sola en aquel lugar. Pero claro, él no sabía que ella p

reguntara donde estaba. Al fondo aún se escuchaba la música por lo que supuse que él s

n? —preguntó con voz alt

r, pero ya está dormida, tú tranquilo —aclaré mi ga

ue solamente la música de

ces, ¿está bien? —

do de tu noche —comenté y sabía qu

mo no serlo si era mejor amigo de Val. Sin embargo, si era inteligente sabía que no ten

ísame cualquier co

tocar su frente, ya no ardía, cosa que era buena señal. Ahora sí podía estar seguro de que la gran cantidad de sustancia que había i

e ese efecto en mí. Había sido la única mujer que me había provocado esa electricidad y creo que por eso me habían dolido tanto sus acciones. Pero las cos

e había ahí en la misma habitación. Me aseguré de apagar la lampara antes, me senté en el sofá con

me para cuidar de ella. Porque s

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