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Historia

Capítulo 10 VALET

Palabras:4056    |    Actualizado en: 29/08/2021

auto era lujoso, amplio y a lo que seguro era del año, yo lo sentía como una prisión. Tampoco soportaba el hecho de que la pi

er perder el conocimiento para no hacerlo más. En ocasiones traté de moverme lo más lejos de él posible para hacer más espacio entre su asiento y el mío, aunq

descaro de preguntar cuando daba vuel

había sido el lugar que yo le había dic

é por la ventanilla mientras tragaba saliva—. Vamos, li

do de su parte y sentí miedo. Pero no dijo nada, tan solo aparcó el auto frente al

este lugar —dijo vacilante y f

mi voz no temblara—. Gracias por traerme —traté de disim

ta pero no hubo respuesta alguna. Volví a intentar y no abrió. Comencé

por favor? —dije de la mejo

ía el miedo que sentía en ese momento y de alguna manera él lo disfrutaba. Era un hijo de puta. Bastian Bac

a —dijo aun sonrien

en contra de mí. Cuando abrió la puerta me ofreció su mano, no la acepté y quizá aquello había sido un error pues era

ro después supe que tenía que d

dedicándole una pequeña sonris

niendo la sonrisa en sus

inda —sonrió de lado mientras metía ambas d

de ocultarlo lo

e y entonces de un solo paso se acercó

contener la

tro del edificio —declaró con sus ojo

hacía tener nauseas. Volví a asentir casi asintiendo como un cachorro regañado, me sentía pequeñ

e. Pe

aunque quisiese verlo. Cuando entramos mis ojos fueron directo hacia detrás del largo escritorio alto donde George solía estar apuntando cada recado, entrada y salida de las personas que vivían ahí. En lugar de ver a aquel hombre de

seando que no me preguntara nada más

como caminaba hasta al ascensor—. Disculpe, señorita

reojo vi a Bastian detrás de mí con los labio

que pude y al mismo tiempo confusión—. Piso once, apa

a la libreta con información. Hizo una mueca extraña, mostra

ijo claramente confundido y sin

a. Maldiciendo

s mi compañera

interrumpió Bastian interviniendo y pasando su man

Mirar al chico y pedirle ayuda, pero el brazo de Bastian me sostenía con tanta fuerza que me hacía caminar con rapidez f

la puerta del auto y me metió a est

rodeaba el auto quise abrir la puerta con desesperación, pero m

me? Desde el momento en que me dijiste que vivías en ese lugar yo sabía la verdad. Sé exactamente donde viv

as de llorar me invadieron. En aquel momento no sabía qué hacer. No sabía qué hacer con exactitud. No

mpecé a

—ordenó y

ue algún sollozo saliera de mi boca. Su rostro estaba serio, sereno, pero de una manera que demostraba lo cabreado que estaba. En ese momento

tian

ierda —vociferó más alto d

iempo quería preguntarle por qué lo hacía y por qué yo. Se suponía que yo había sido una carnada hace un año, no había razón para que él siguiera en mi vida. No encontraba una razón

uando pensé que bajaría de este para abrir mi puerta y bajar, se giró para mirarme. Lo hizo de abajo hacia arriba hasta llegar a mi rostro y sonrió. No sé por qué lo hizo, pero después se inclinó

los ojos temiendo a lo que pudiera hacer—. Abre los ojos —ordenó, pero no lo hice,

ro había ira. Yo temblaba, lo hacía bajo su tacto, su cercanía y su tono de voz. No sabía qué era lo que iba a hacer, no tenía idea. Podía golpearme, podía dejarme sin respirar por unos segu

o —empezó a decirme cada cosa que tenía que hacer, yo asentí en

ra pesada, agitada y sentía que en cualquier momento dejaría de respirar. Miré como rodeó el auto y mis

ia

miré en espera de que volviera a reclamarme con ira sobre lo ingenua que podía ser en esos momentos. No lo hizo. Me ofreció su mano y la tomé con inseguridad mientras salía del auto. Miré alrededor, no había nadie caminando por ahí en ese

n. Quien sea

estuve por oprimir el de Thiago, pero no lo hice. Las puertas se cerraron y de nuevo ese insoportable pequeño espacio entre nosotros

linda? —pregunt

n fuerza y quise

ré decir y lo

ó cansado, pero a la vez riendo mient

Déjame en paz, te juro q

orias vinieron a mi mente. Temblé y sin poder aguantarlo más comencé a llorar. Forcejee y entonces m

en a qué se refería yo asentí—. ¿Estás segura? —preguntó esta vez

s —dije sintiéndome pre

iernas con una de las suyas y lue

eguntó de repente y abrí los

visto a Nate. ¿Por qué me pre

enti

decir esta vez diciendo mi nombre y pres

pared del elevador. No podía pensar con claridad que siquiera podía enfocar mi me

¿por qué preguntaba? ¿En qué le interesaba? ¿Qué importaba si Nate y yo nos veíamos? ¿No habían cumplido ya con su propósito? Nate trabajaba para ellos a lo que tenía entendido. ¿Cuá

lguna razón supe que no

a mi cuello, apretó y me quejé porque

brazó soltando mi cuello y luego besándome, tomándome desprevenida. Tardé en reaccionar mientras su boca se movía sobre la mía

tí asco y

mis mejillas ardiendo por el hecho de que probablemente había presenciado esa asquerosa escena entre Bastian y yo. Sin embargo, permane

rándome—. Te he estado esperando para hacer el proy

sintiendo la mano de mi enemigo sobre mi cintura atrayéndome a él de manera disimulada. Había algo extraño. Había algo familiar en aquel ch

en un murmuro cuando el

miró al ojiazul a mi lado y sus ojos fueron a m

starías ocupada —continuó diciendo Evans casi ignora

ian mientras bailábamos. Ahora se encontraba aquí en mi edificio, casualmente en el momento exacto donde también necesitaba que alguien me ayudara a liberarme de mi pesadilla. Evans dijo algo de proyecto, como si fuese alguna especie

ajo —le seguí el juego sin saber que era

iera, después frunció el

el propósito de que Bastian entrara en alerta porque claramente si

cómo lo

mos —Bastian dijo por mí aquella excusa mientras su mano se apreta

n saber qué era lo que tenía que hac

o te has hecho un esguince o algo de ese nivel. Mientras hacemos el report

a y anhelaba eso. Entonces se acercó a mí el moreno mientras miraba al ojiazul

pes. Está en buenas manos —dijo Evans mientras de

de Evans. Lo miró de abajo hacia arriba, analizándolo y después manteniendo su mirada en su rostro con los ojos entrecerrados casi como si quisiese reconocerle de alguna

. Me miró con una sonrisa de lado, me acarició la mejilla con su índice y sentí que me quemab

y luego sentí como las manos de Evans me sacaban con lentitud del ascensor como si notara el trance en el que estaba. Bastian se quedó dentro del ascensor, mirándome con aquella sonrisa que ll

más. No importaba que él ya no estuviera ahí, Bastian ahora sabía el lugar exacto don

? —escuché casi com

arrodillarme y agradecerle una vez más por sacarme de las garras de mi enemigo, no reaccioné. Sentí mi respiraci

go mal cuando salieron del edificio de su trabajo —dijo Evans esta v

. Lo miré confundida por sus palabras. Lamentaba no haber intervenido antes porque no estaba seguro de si había algo mal cuando salimos del edificio del trabajo.

ntamente como si estuviese uniendo los puntos y a

imero que pude formular—. Tú… ¿cómo sabes eso? ¿Me se

salvarme de la misma persona en el momento y lugar indicado? Me encontraba en una fase de mi vida donde era justo du

bamos. Con la mirada fija en sus facciones trataba de encontrar algun

oces a B

n a Sebastian

dicho en la subasta

ómo su

que te sacara de las

robable. ¿Podía ser tanta coincidencia el que justamente cuando Bastian y yo salíamos del edificio del trabajo Evans pasara y viera aquella escena? Pero, nadie más había sospechado nada. ¿Cómo sabía Evans que estaba en problemas entonces? ¿Cómo sabía el lugar d

descanso. Lo miré de abajo hacia arriba mientras daba un paso hacia atrás y volvía a mirarle a los ojos. Me miraba s

salir del trabajo con él… —dije más

en mi cabeza, quizá para convencerme de que la idea no era tan descabell

ismo tiempo sin tener nada—. ¿Acaso lo hizo la misma persona esta vez? —pregunté y de nuevo n recibí respuesta o palaba d

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