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Historia

Capítulo 9 NATHANIEL

Palabras:1725    |    Actualizado en: 29/08/2021

o—. ¿Acaso no te he ofrecido lo mejor? Estamos a noviembre, en un mes se cumple ya casi un año desde que dejaste de

rmarse en mis labios

no solo respondiendo a su pregunta casi sin importan

bía sido casi a la mera fuerza. Él pensaba que después de todos estos meses terminaría aceptando por mi propia cuenta. Él había cre

ocasión perfecta para o

les —dije deteniéndome detrás del sofá q

taste —dijo casi

pero enseguida apoyando mis manos sobre el

er tu mano derecha

volvió a

aceptaste

rporarme. Me acerqué al carrito donde los licores yacían, tomé el vaso con hi

ia, Henry —dije antes de

a obvio que no entendería nada de lo que yo le decía y mucho menos lo que estaría por d

vimientos importantes y de confianza. La mano derecha es la mayor caja fuerte, la que todo lo sabe y

estos. Sonreí para acompañar aquella diversión que se expresaba en su rostro, después ba

a de tantas veces que me había encontrado ahí. No solamente por la cantidad de veces que había estado ahí, sino porqu

cho —dijo de repente y vi como se colocó fre

ara mis

; apostar, jugar, apostar. Es exhausto y bastante rutinario, ¿no crees? Me gustaría que me dieras otros trabajos. En múlt

rbilla, tocando esta de manera pensativa con los ojos l

rindado gran

pasos lentos mientras llevaba el vaso a mi boca y daba otro trago. Me detuve frente a él y sonreí—. Me necesitas, Henry. Ambos sabemos que podrías crecer en este mundo conmigo

quello no lo esperaba. Mucho menos en aquel momento en el cual ju

aniel? —cuestionó de nuevo cruzán

r en el sofá. Crucé una pierna colocando mi tobillo sobre la rodilla opuesta y extendí uno de mis brazos por el respaldo del sof

hacen tus hijos mucho mejor de lo que lo hacen ellos dos juntos. Aunque ahora que estamos siendo sinceros y hablamo

piado de decir a un padre, sab

ó y yo le acompañé con una sonrisa igual de lado—. Pero, te

tra tu hijo han muerto, aquella vez estaba cegado por la situación que conoces a la perfección. No me interesa más eso. Ahora lo que me interesa

ndido y sin tener respuesta algu

veo que tu manera de pensar sobre los negocios y de tu estadía en estos rumbos ha evolucionado de una manera fructífera

trás del escritorio apoyando sus ma

hagas, quizá en algunas cosas pueda reemplazar tu lugar si e

E

alabras—. Nueva York, por ahora. Quizá después de estar l

a su barbilla apareció. La rascó y fr

rumbos, muchacho? —preguntó como si de verdad co

me dijiste que estando dentro ya no había salida —sonreí, di un trago más al whisky dejando este en mi boca por unos segundos para ha

eseos. Carraspeó su garganta y ahí supe lo que se vendría entonces. No necesitaba que lo dijera en voz alta para saber l

finalmente mientras me

do y bajando la pierna de mi rodilla

ue quieres que haga primero?

en su rostro. Una sonrisa ll

con mercancías? —preguntó entonce

ficiente claro? —p

que por fin había ganado ese trofeo que tanto había anhelado desd

tosa del escritorio—. Hay algo de lo que quiero que te encargues —se levantó de su silla volviendo a rodear el escritorio

eír, pero lo contuve dentro de mí mientras alzaba e

contrato de este nuevo p

nega

é al castaño y extendí mi mano hacia él—. Creo que este tipo de lazo que nos unirá de ahora en adelante no necesita de

fue cuando sonreí, él lo hizo igual, pero a diferencia de mí él sonría por un logr

no: re

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