img Y llegaste tú  /  Capítulo 8 VISITA | 80.00%
Instalar App
Historia

Capítulo 8 VISITA

Palabras:6103    |    Actualizado en: 26/06/2023

bien, no sabía por dónde comenzar sin que sonara como un lunático acosador. Ésta e

lase de mujer eres para que ya no te desee?

o una lucha interna qu

or qué de la nada quería realizarle una entrevista? ¿No se suponía que no la despediría? ¿Quería

ía saber de ella pues que preguntase, ella iba a responder a todo, le iba a de-

grosamente armoniosa. Nadie sospecharía

por tu trayectoria laboral—. Liz supr

s que se pueden realizar a medio tiempo. Aunque, esa es información que debió de leer en mi currículum antes de acceder a contrata

ral. Recordó cómo había arrojado el currículum tras solo leer el nombre. Ver que tanto Lucía como Amelia aproba

ror de m

do se dio cuenta de que Gabriel había comenzado a estu

do y pecoso en un uniforme completamente rojo y sombrer

ar? —. El chico miró a la

Quién va a un local de comida rápida cuando tu traje vale más que el lugar? El pobre chico estaba aterrado. Aun así, pese a toda la autori

igó a no colocar los ojos en blanco. Tomó en su

tas y un refresco, por favor—. Liz sonrió amablemente y el joven a

el muchacho pecoso. Cuando este pareció estar conforme con sus anotaciones,

abriel sin perder un segundo de ti

pregunta fác

a familiar—ella miro el sitio s

orme similar al de aquel flacucho chico. Los resultados eran demas

primera vez que veía una sonrisa como esa en su rostro. Se dijo a sí misma que después de todo, Gabriel también era un

algo? — pregunto Gabrie

una pregunta fác

ara mi último año de universidad. —respondió

o en el que su perfil encajase. De la nada se le vinieron niños a la mente. Se imaginó cuan amorosa y sonri

mismo. No estás aquí par

ntestó con evidente

lazo. No le costó imaginar a Liz ayudando a otras personas con su rehabilitación. Sin duda, tenía que ser una chica inteligente pa

riel con evidente interés, mientras

pero por su mente cruzaban algunos nombres. Después de todo,

las más grandes universidades de los Estados Unidos, la cual contaba con una bu

iversity (Universida

—. las palabras salieron de la boca

ó Liz, asintiend

la respuesta. Estaba absorto en el relato de Liz, pero fueron

sfruten—. Dejó la bandeja con la

ida. Pero no era eso lo que sucedía, Gabriel estaba analizando la cantidad

de su jefe. A juzgar por su expresión, parecía q

lo que sostenía Gabriel en sus manos. La pelinegra no

tontado viendo su comida que no se p

illo y alargado son papas fritas y por si lo sabe, lo del vaso es re

ctos dientes. Gabriel quería enfadarse, o al menos parecer ofendido, pero al ver la sonrisa de Liz,

ver más maduro e inalcanzable. Liz reconocía que era un poco infantil, pero le gustaba su forma de ser. Después de todo solo tenía veintitr

ual? Liz desde luego no estaba en contra del traje. Con el, se veía elegante y hermosamente guapo. Pero a su ve

Liz tenía su ver-de mirada fija en é

ntarme el porque te fue difícil entrar a la universidad—. Gab

ó la gargant

medio camino uno de los tacones de mis zapatos

ntrevistaron? —Gabriel de pronto estaba muy

Gabriel quedo embelesado ante su sonid

tras la oreja—, corrí y llegué justo a tiempo, solo que sin un zapato—Liz se encogió de hombros—Ademá

risa, pero entonces una

Yo solo buscaba una secretaria por tiempo

bastante fácil

ueldo me va a sustentar muy bien hasta que pueda encontrar otro trabajo de medio tiempo. La paga es un poco más d

be ser duro para una estudiante el tener que estudiar y trab

sto se estaba yendo a terreno p

y en edad suficiente para trabajar y depende

pechó de inmediato que había algo que no quería decir

con mu-chas responsabilidades. Tienes que

de hombros sin

der de mis padres si yo puedo ayudar siendo independiente. —el tono de Liz fue deci

le intrigaba Liz.

pero no. Liz le había demostrado ser decidida y temperamental algunas veces, se sonrojaba con facilidad y no podía ocultar s

interacción se había vuelto incómodo. El

semanas. —Gabriel le tendió la mano a Liz y está miro aquel gesto con extrañeza. Un poco dubitativa, alargó

us sexis manos. Si no lo suelt

iro y lo soltó. Ya era h

cuenta de que, por una pequeña suma de dinero, podía obtener una gran cantidad de comida que de verdad podí

pesado. Realmente la atmósfera entre los dos era incomoda, ninguno

ue restó de tarde. Dio vueltas como loco en su oficina asimilando lo ocurrido. Además, no h

ncipio. ¿Ahora? Gabriel ya no

La joven resultó ser todo lo que no esperaba. Era inteligente e independiente

qué hacer. A medida que interactuaba más con Liz, más le f

e sorprendas y no es tan perfecta como piensas. Se dijo a sí mismo para con

o, pero eso sonaba mejor que no hacer nada. Tenía que bu

sto a la defensiva cuando quiso tocar temas personales. Estaba bien, no se es

ó a su fin y a Gabriel no se le ocurrió n

ón en la cual pudiera estar con Liz en un ambiente no laboral. Nada de lo que pensó se veía casual o natural. Él ya la había espantado lo suficiente como para dejarle

rdaba sus cosas. Podía ofrecer-se para llevarla a casa. La descartó casi ens

date. Pensó al final, pero su cuerpo

en lugares que debería de estar prohibido. Así que optó por actuar como

mpo. Se sintió como un acosador y opto por irse lo más rápido que pudo a

ente, ya que, al parecer, se estaba obsesionado con una muchacha a la que sol

No estaba por ningún lado, así que Liz llegó a la conclusión de que ya se había id

sde el almuerzo y lo agradecía. Li

ejos posible de él. Aun así, todos sus intentos fallaban. Liz veía a Gabriel como una abeja veía

iga fueran ciertas. [solo actúas así porque es guapo,

porque creo que me estoy v

on la particular canción de Paramore que Maggi

como cada día. La llamada de Maggie

, Liz. —Di

? —preguntó Liz, frunci

verdad lo sien-to—la voz de Magg

puedo ir sola, eres tú la que insiste en venir por mí. Ya

suspiro de frustración

y te puedo ir a buscar para qu

so

respondió Liz son-riendo. Mag

vez, lo prometo.

ró Liz. —Nos vemos más tarde en mi casa. Ya verás que puedo lle

Gesto que Liz apreciaba de todo corazón. Pero estar sola ahora le daría tiempo para pensar en algunas cosas, o más bien dicho, en alguien. Además, ir en metro tampoco era mucha diferenci

mano dentro de su bolso en busca de dinero para comprar el ticket. Un

puede estar pasand

n y se obligó a calmarse. Tomó aire y metió la mano nuevamente dentro de la cartera. Quizás solo necesitaba buscar con ca

egar. Sin mencionar que recorrer todo ese trayecto en tacones no era un panorama atrac

lamado disculpándose. Y tampoco quería molestarla, eso solo la preocuparía más. La respiración de Li

con su hermana para que pudieran verse. Al finalizar la llamada, ya estaba listo para partir. Sin embargo, una figura conocida estaba a unos metros de

la salida, pero no lo vio por ningún lado. Se quedó esperando unos minutos m

iendo? Se pre

th comenzó a caminar con un aura sombría, de

mayor como para trasladarse sola. Lo que lo preocupó fue el hecho

or alguien externo a su familia era algo nuevo para él. Sin embargo, sentía que

peor momento. No servía de nada lamentarse. Caminar ahora era su única

ayecto que le de-paraba. Por esa razón, no se percató en el auto negro que marchaba le

as direcciones tras sentirse observada. Abrió sus ojos al

la legua. Quizás el solo estaba de paso. Tenía que d

yuda. —dijo Gabriel,

via que solía ser. Quería decir-le que estaba bien, que no necesitaba ayuda, pe

— preguntó antes

y fingió indiferencia. —Solo pasaba y te vi algo afligida.

nció el

Liz no esperó respuesta y comenzó a caminar. No podía gastar s

acha. ¿Por qué había dicho que es-taba bien cuando era obvio que no

—pregunto Gabr

ndolo con la mirada. ¿Acaso no podía dejarla en paz

Liz, pero en vez de asustarse, sonrió de medio lado. Era

ecesito ir a la estación para volver a casa. — respondió L

r y sospechaba que podía ser terca, pero con lo que sus oj

dijo Gabriel mientras apuntaba con

lorada que contrastaba con s

mentos. — dijo tratando

losa y sube al auto. Te lle

o res

esta vez Liz obedeció. ¿Por qué nada le

l copiloto, Gabriel detuvo el motor

regunto Gabriel con voz aterciopelada, no quedaba

go le llamó la atención. G

l dinero en casa—. Liz estaba muerta de la ver

o la molestia se dej

inar todos esos k

ago algo así. — respondió L

aba molesto. Sin duda su secretaria merecía un sermón, pero se lo pensó mejor

ton no pudo esperarte? — pr

empresa con Lucas y desde luego no era su novio. M

ió el

. Quien me recoge cada día es mi mej

igeramente ambas

no era su novio, ¿de verdad solo era su amigo? Gabriel sintió ganas de reír por lo

te y Liz una vez más fue testigo de algo hermoso. Verlo

rada de Liz estaba fija en él y rá

o te molestará si te lle

iz estaba segura de que su jefe en definitiva tenía mejores cosas que

Liz mientras agitaba sus

el levantando sus cejas— ¿Acaso te

todas maneras llegaría, pero la intimidan

d, no voy a permitir que camines cuando puedo lleva

su corazón le agradeció el gesto. La suert

o que no resulto incómodo. Gabriel no q

briel estacionó su deporti

. —dijo Liz con sinceridad. Desabrocho el cin

ovimiento rápido, le sostuvo

y Gabriel al darse cuenta de lo que h

preguntó Liz con

der, para comenzar no sabía

res que me dejó Maggie. Supongo que eso es lo

rminaría siendo una buena idea. Sin emba

na nueva tienda. Están muy deliciosos. Aunque es solo si quiere.

sido un gesto involuntario de su cuerpo. Se había hecho a la

ue recorrió todo su cuerpo. ¿Cómo podía ser tan tonta y pensar que él quisiera poner

staba buscando una oportunidad para hablar con ella de nuevo. Pero también estaba preocupado de que cuan

ien difícil de complacer, y alguien que la había hecho pasar por muchos malos ratos en el t

a ti. — respondió Gabriel después

risa en sus labios. Salió del auto y a pasos largos se situó frente a su puerta, se apresu

rime-ro que vio Liz al entrar en su casa fue a Mila, su gata, la cual estaba dormida en el sofá. La ploma minina despertó al ver las apresuradas vuel

abía de desdoren en su cocina. Colocó algo de agua en su hervidor eléctrico y luego observo a su alrededor para ver que todo estuviera en su lugar. Todo s

oven. Sus ojos recorrieron el lugar y un olor dulzón muy conocido le inundó l

de estar, pero Liz le hizo un gesto para que tomara asient

on esta ropa— confesó Liz. Siempre que llegaba a casa, lo primer que hacía era deshacerse de esa inc

me iré a ningún lad

ó la ropa en tiempo récord. No le importo para nada dejar las prendas regadas

izadas, no había cuadros colgados, o grandes fotografías. En un estante había algunas fotografías y con curiosidad se acercó a ellas. Tomó un pequeño marco de color rosa en sus manos y vio una fotografía de Liz jun

mientras se deshacía de la co

a playera del mismo color. Toda su ropa era una o dos tallas más grandes de lo que necesitaba. Su cabello le caía en ondas por los hombros debido al tiempo qu

y sacó un envase plástico trasparente con lindo logo verde y lo depositó sobre la mesa. Luego, abrió uno de sus muebles y saco dos tazas de vidrio trasp

ntro de la cajita hay té. Escoja el que prefiera. —Liz s

os, tiene que probar alguno. —dijo Liz mientras de

ió, pero no s

era mucho que decir en primer lugar. El plan era invitarlo a entrar,

ese era todo el plan. No había pensado en estar aquí, frente a ella tomando una

tras se llevaba la taza de

ás mujeres que había llegado a conocer. Ella se mostraba sincera y amable, y no tenía la imagen de ser una embustera

o sa

ella, lo habían hecho darse cuenta de que era tal cual se mostraba a los demás. Y aunque no lo qu

confiar, no después de invitarlo

ocerla. Saber su historia, conocer sus planes a futuro. Él quería ve

daba duda de que Liz, con solo una mirada de sus verdes ojos podía someterlo. L

haciendo que sus ojos se encontraran. Gabriel trago s

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY