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Historia

Capítulo 2 || CARTA ||

Palabras:7243    |    Actualizado en: 17/01/2022

s. Mi habitación era definitivamente la mejo

e olor a deterioro. El candelabro en el techo, que debía ser de oro ahora estaba completamente negro, ca

os muebles que los sirvientes cambiaban cada vez

rolarlo, es mejor q

i memoria a cada segundo de cada día, porque,

la cama porque la perspectiva de la visita del rey y sus dos invitado

, mis doncellas que llevaban sus uniformes grises

ig

s a ambas hacer su trabajo: Dej

baño y elegir mi ropa en solo unos minutos. Cosas que yo debería ser cap

aba mis hombros al descubierto pero cubría mis brazos. El vestido era elegante y ma

ojos solo con un par de toques en mi cara. Mire el moño alto y perfecto rodeado por una tr

taba tan mal que habíamos tenido que hacer refugios para las víctimas de guer

bía que la alternativa era una tiara y si me la ponían lo más se

ian?—pregunté con

ero, eso no evitaba que les hablará mal, más en días como hoy, donde tenía que a

Katrine que terminaba con mi peinad

eño her

erlo. Sé que podía parecer exagerado pero casi habían pasado 6 mese

e me recordaba pero eso no me hacía dejar de quererlo y me gustaba saber que era mu

lugar en la mesa, Majestad?

es recordé—, así

tad—hablaron de nu

on el atuendo poniéndome un collar delicado que tenía una pequeña piedra de zafiro decorado con pequeños di

más reluciente de lo que ya estaba para el rey, me miraban de reojo con cierto nerviosismo, pues ellos trabajando aquí dia

alacio sucio en ningún rincón y menos cuando venía el rey de otra nación para... aún

o en completo silencio. Aún recordaba como todo era tan diferente cuando era niña, todo si

daba igual si querían poner música o invitar a todo el reino a bailar en el palacio, pero al rey sí que l

je que no desayunaba, de hecho rara vez lo hacía. Si fuera por mí comería muy poco para tratar de mata

edad que yo, a veces parecía

Lo había extrañado muchísimo estos cinco meses que estuvo en los diferent

sus deberes recién llegamos a la primera planta, uno de los guardias

ue la verdad me daba igual, podía ver a los sirvientes afuera

yo no

ocí la voz de mi h

e espaldas a mí. Su cabello rubio estaba en perfectos rizos, podía ver ape

mente el tutor real, Harper—. Le aseguro qu

fue suficiente tiempo para saber que Harper, nunca se daba por

de leyendas en la mesa de cristal y un par de

poemas—se quejó mi herm

ó amablemente Harper—. Entenderá la dif

ó mi hermano casi ofendi

cutir las siguientes tres horas de enseñanza sobre porque no quería leer las leyendas y, sabía que

mucho tiempo con él. Mi hermano era respetuoso y muy amable según lo

a imagen de mi madre: Cabello rubio y rizado, ojos amarillos como el sol, las

pero, saberlo no hacía la tarea más fácil. Quería

lo que habíamos perdido pero no iba a poder hacerlo sin importar lo que le dijéramos. Atlas no había conocid

on fuerza para al

l del sur, pero, también tenía que p

per levantándose rápidamente para

por eso que una mirada de completa nostalgia se le puso en el rostro. Sabía que nos tenía a

é en sonar amable—. ¿Qué ta

mpletamente como si lo que estuviera escuchando fu

es muy despierto y curioso lo q

y conmigo—murmure haciendo que el hombre mayor sonri

rencia nuevamente a modo de de

ara salir por la misma puerta por la que había entrado, aunq

rmano estaba completamente tenso mirando a sus rodillas. Me senté en el

or una línea de color negro que hacía su mirada mucho más intensa y sus mejillas estaban mucho má

alude luego de largos

apretar sus manos con fuerza con nerviosismo. Sabía que

n día,

dé al ver cómo me había llamado

ré—titube

nte sencillo hablar de cualquier cosa, pero con Atlas era como caer a ciegas en un

ne el re

ó Atlas sin verme—, dijo q

entí—, ya sabes cómo de

n nerviosismo—. El tutor Harp

uevo aunque no me veí

ba a desvanecerme en la nada o que no iba a atacarlo. En el momento en

tanto que ver

r Harper?—pre

con

la excusa de no verlo, porque no quería irme

deje de nuevo en la mesa, solo comencé a

—, es muy inteligente—susurró con admiraci

n dedo sobre el mapa del reino—

de reojo q

contento de leer la

sonreír por ello, pero hacia mucho que no sonreía para nada y no quería

. no las

ndas—le recordé pasando el índice por donde quedaba el

ntas cuando no est

las me miró casi con arrepentimiento, su rostro entero est

te entiendo,

respecto a cualquier cosa—titubeo apretando m

da avergonzado. Me pareció que escuchaba la voz de Caius en mi oído: «

el libro entre mis m

enía con Caius siempre que estaba aquí y yo... tenía

ando el libro en la mesa—, soy tu herman

nas de apartar la mirada al ver lo parecidos que eran sus ojos a los

los ojos cristaliza

por qué dar

a las uñas en las palmas para no tirarme a llorar justo ahora. Un escalofrío caliente me recorrió l

unté tomando el libro y apartando la mira

a izquierda y vi a Bastian entrar con una enorme

ra Atlas para pasar al menos una hora con él antes d

ré con serieda

ro que reconocí de inmediato como una carta de Caius. Bastian se dio c

cipe Atlas, Majestad—murmuró con nerviosi

an igualó en color al de mi herma

la garganta—, pe

reo q

de ocultar su decepción. No me gustaba verlo triste pero, si la carta de Caius traía in

rí tan rápido como pude. La hermosa cal

rma

e la carta la noticia de la visita del

ue todo saldrá mal si te lanzamos a ciegas a esa reunión. Tienes que poder enten

quienes no desertan mueren en combate y no equivale ni en una cuarta parte de las pérdidas que generamos. Cuando

un aliado a quien tampoco le beneficie que un reino tan sádico y cruel tome

os una alianza que ellos est

as los números de Morthem por no decir que los superaríamos al me

pecto a la alianza: Sellarla con otra. Es por eso que n

círtelo sabrías comprenderlo, pero yo te conozco y sé que eso so

Pero yo soy tu hermano, Dayra y sé que no podemos pedirte que hagas nada si no te s

Rey Kalias sabe que tienes derecho a negarte ya que será tu hijo quien te haga

tu respuesta, sabes qu

iere,

mití creer que mi hermano había cambiado su humor malo para

eron, me di cuenta que era real. Estaba prometida a alguien

cuerpo. Sentía frío y calor en mis manos mientras que mi corazón se acele

colores y sentí que caía contra algo tibio. Sin importarme nada más de

ra la guerra. No había creído que yo sola fuera suficiente

Da

se desvaneció y pude escuchar a Atlas.

nos las tenía completamente calientes. Bajé vista y vi man

un nudo en mi gar

de que discul

n la boca seca—. U

y b

nocía y fue exactamente esa la razón por la

a que no iba a poder contenerlo durante má

borroso de nuevo—. Lo siento mucho,

ndo una brisa helada me rodeó el cuerpo, sentí la garganta completamente seca y p

órgano en mi cuerpo me dolía y palpitaba, sentí las rocas cla

estaba el rey para dejarle caer todo lo que tenía sobre su arrogante cab

me cortaba la piel porque sentir demasiado era un problema para mí. No podía controlar

a. No querí

uerpo entero, que se fundía a esa ira que la car

as lágrimas de dolor bajaban por mis mejillas. Cada centímetro del cuerpo me dolía, cada musc

empujaba al suelo mientras que la rabia en mi interio

an mi rostro al darme cuenta que para el rey nunca había sido yo sola suficiente. Ni siquiera cuando tome el mand

a a mí alrededor, romperla un poco, quebr

o todo cambió cuando ella partió y cuando él no lo hizo. No quería más magia en mi vida, no quería moverme de

ano y aun así tenía la previsión de no decirme nada al respecto, y él sabía lo que

e importaba en

h, yo sabía que ese "refuerzo a la alianza" la había planteado él porque su maldito consejo no estaba par

en de quien no sé nada?, ¡N

a como esa, costando mi felicidad. ¿No se supone que debía casarme por amor?, hacía siglos no se arr

e es nuestro deber hacer sa

responsabilidades. Yo no

si me negaba y aunque nada me haría más feliz que terminar con esa agoní

aba tampoco era justo, alguien tenía

n hasta el techo de la cueva. Mi vestido estaba hecho pedazos y es me

dra preciosa de la nación para mi vestimenta de hoy. No era

regalo que le darían

decía que no a la propuesta que haría el príncipe entonces mi pueblo sufriría las

aba harta de

aba de matar públicamente a cualquier ciudadano de Khelvan. Sería mi culpa que tal genocid

a vivir sabiendo que mi decisión les costaba

piedra quedaba completamente libre de la iluminación del fuego y como

ue esperaba hoy. Pero negarme supondría acabar con

a con las manos para que las lágrimas que

Tú eres una reina y nadie puede ver que eres débil. ¿Quieres

sintiendo que los músculos se me contraían por el movimiento. Cada pa

paté

das se me clavaron en la piel desnuda de mis muslos cu

ción en el rincón más profundo de mi ser. No podía permitir que me dominarán

os de piedra clavadas en mis palmas y solo las dej

cueva donde estaba, no me molesté en levantarme porque sabía

molestó que despechará a los ancianos que propuso para el puesto para pone

e caí sin saber muy bien donde estaba, yo estaba casi desnuda, la piel de mis brazos y piernas quemada

uilizará y me ayudó, me escuchó y no me dijo nada respecto a todo lo que le d

e conocía quien era yo en verdad, hasta donde podía llegar si le daba rienda suelta a

tros!—jadeó preocupad

arrodilló frente a mí rebuscando de inmediato en

al ver como temblab

a del rey de Aphud, Maje

traído todas las piedras de mi piel antes de comenzar a cubrirme la piel con

cipe de Aphud—cor

qué, M

cultó su nerviosismo frente a la pregunta. Leyó la carta luego de que

astian me miró precavido—. Eres mi consejero, B

de una carta real del príncipe Caius—adm

ó con preocupación para repetir el proceso que había hecho en mis rodillas—. Si no acept

más opcione

sabía que no tenía de otra per

ituación, Bas

rustración respecto a tener que obligarme a aceptar, q

interior de la cueva donde había lo que se podía llamar "un milagro". Era un pequeño

que no tardaba en llegar el carruaje que habría pedido Bastian, pues t

arcas de quemaduras que se desprendían de mi como una capa de piel. La piel se me regenerab

llevaba hace una hora, cosa que no me sorprendía. El cuerpo me temblaba y e

Bastian que tenía una mi

ntes?—pregunt

ocuparse de que dañe el baile de una explosión en el m

ntes de que saliéramos de la cueva. Un carruaje carmesí esperaba por noso

rde, Majestad—

nía una agenda para el día y así como al rey no l

ueca de preocupación d

La mayoría debatiéndose entre la vida y la muerte mientras que los pocos sanadores

e cada soldado sobre las camas que al verme se sorprendía

ían que mi sola presencia ya hacía demasiado. Hablaba siempre con un par de soldados y luego recogía la lista de fallecidos del c

no dejo de repetirme que era momento de partir cosa que ignoré profundamente. Al term

io hace 30 minutos—me infor

vital para mi

tarán en el almuerzo es se

go otras responsabilidades que cumplir, Bastian, senta

l carruaje se detuvo, Bastian se bajó con rapide

l comedor r

la verdad caminaba tan lento como podía, no me hacía il

ieron una reverencia al momento en que cruce las puert

talla plateado brillante. Odiaba ese uniforme con toda

endo la mirada que el rey le daba a mi consejer

ncia en general antes de marcharse, dejándom

eada, la cabeza me dolió pero me mantuve i

a Dayra—habló elegantemente el Rey

do se me informó de su llegada—mire directamente al rey de Khelvan al decir lo

liza mi querida hija en la ciudad

egro que adornaba con una corona de plata adornada con diamantes negros, sus oj

lias—, imagino que todas

la que enfrentamos,

era la persona que más odiaba en el mundo. No era mi intención ser gr

ía ofenderl

eré inclinando la cabeza a modo de saludo—. Es

r desgracia me tocó sentarme al lado de mi hermano Caius y frente al hij

igándome a mirarlo, sus ojos azules estaban fijo

n la cueva

re hacia el príncipe sentado frente a nosotros que miraba

ejor momento para discut

us sobre mi hombro—, padre no tarda

susurré con firmeza—, no sé porque todavía después de lo qu

iba a dejar pasar el tema. Caius sabía tanto como yo lo peligroso qu

mpresionar a los invitados claro. Y aunque quise mirar la cara de los invitados antes la... p

ogrando que este apartará la vis

y Kalias—, me parece que no hemos tenid

ntras me obligaba a girar la cabeza para ver e

danza—murmuré tomando el tenedor

ró amablemente—. Mejor dígame, ¿E

intió—. En la situación actual solo invierto mi tiempo en

palabras del Rey Kalias seguro lograron que la sonrisa del rey

jo de mi reino?—puntualicencon ironía sintiendo la m

ca en cuerpo y a

ubiera elegido, no era definitivamente algo en lo que me gustaba pas

rme de la mesa al sentir como empeoraba en el momento en que el

so significa que no tie

ería dirigir la conversación hasta asegurarse que

sería, casi mirando al r

do un pretendiente—casi bufé pero Caius rozó mi pierna a modo de adverte

nquila—con la situación actual lo mejor sería busca

quizás de una manera brusca que me consiguió un golpe suave de la rodilla de Caius en mi pierna—, di

rey de Khelvar—. Mi hija prefiere concentrarse en su

pero me limite a pinchar un trozo de

toda la raz

eyes hablaron sobre el comercio, el príncipe de Aphud no dijo nada en especi

echo que querían doblarme, en los escalofríos que me recorrían el cuerpo y la

íamos todos luego de levantarnos. Sentí que una punzada en mi pec

l tutor?, ya ha perdido mucho tiempo. Luego vuelve para darles un recorrido

tomar el tenedor y clavárselo en la mano, más al

lacer, Maj

situación hubiera enorgullecido. Ahora sólo podía pensar en los escalofrío

o lo notó porque iba mirando el suelo, pero Bastian si lo h

mabilidad—, ¿Le importaría permitir

pasillo. En cuando vi esos ojos tan familiares llenos de pre

olía y la punzada en mi cabeza empeoró cua

algo, M

supliqué patéticament

ía y, sosteniéndome en sus brazos me llevó

una persona del exterior escuchará lo que pasaría dentro, yo me

uando estuvo sentado a mi lado sus manos fueron dir

�‍♀

intensas pasaron en

que estaban hacien

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