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Historia

Capítulo 5 || VALLE ||

Palabras:7514    |    Actualizado en: 25/01/2022

esponsabilidad. Demasiadas po

do, respiré profundo tratando de tranquilizarme en vano así que tomé el v

sa, no será suficiente para detener a los hombr

emos que buscar alternativas—puntualizó—, no re

r!—se defendió—, miren el maldito mapa. Van acabar con

ía estar hablando con los generales y el General Mayor del ejér

s se encargaban de reunir a sus hombres en caso de lo que se decidiera en esta reunión. Llevab

e hacer. Lo peor es que estaba literal

e mataría a muchas personas, el Rey Kalias partió a sus tierras para organizar la división de su ejército y armamento para traerlo t

erdad?, solo tomábamos otro puñado de soldados y los llevábamos al borde de

la energía suficiente para usar magia así que solo teníamos guerreros cuerpo a cuerpo, nuestros números es

pocas horas terminaron con la vida de más de siete

s otras opciones. La cabeza estaba por explotarme y me di cuenta entonces, que, aunque los coroneles aq

a atenció

para que los once coroneles se gir

bía dispuesto Bastian. Él me devolvió la mirada y aunque algo en él parecía diferente,

Rey Kalias en movi

rmeza, mirando a toda la mesa al

nuevo a los coroneles—. Quiero que me pongan mucho cuidado

os y entonces tomarían más territorio de Khelvar. La única opción era hacerlos retroceder y, para eso tendría que desproteger

entes—se devuelvan a sus regimientos y le informen a sus respectivos generales

sgado, pero, necesitaba comenzar a recuperar terreno ya que el rey había

da hombre del regimiento y los lleven a Bajhassa de inmedi

ión—habló con firmeza el Coronel Sanders—. Podr

onios se creía para interrumpirme?, estaba tratando de finalizar su maldita conversac

mente y todos en la sala se tensaron—, le sugiero q

to mucho,

onel, debía saber reconocer sus errores pero no como un

to y dinero del palacio y de la ciudad, no podía simplemente dejar que al

os demás los quiero en Bajhassa cuanto antes. Al Coronel Yerfson lo quiero fuera de inmediato ayudando

eñalé el mapa grab

ían creado los primeros reyes, cuando Khlevar estaba dividido en cortes, claro que en ese momento no

ellos, ver quienes entraban a sus tierras que no hubieran sido invitados. Era p

ritorio residuo de la Gran Guerra. Era ideal para esconderse dado la cantidad de b

ualquier persona que los vea y pueda informarnos de qué manera se están agrupando—pensar en eso me apretó el pecho—, así que quiero que

sa proceder

Seguro estaba llegando a la misma conclusión que yo, pero, no íbamos a discutir e

un puesto de batalla en Xyrthen. Ahora, a los

ndo era una vida perdida, familias e

ermitir es

ré a los cinco que quedaban y me di vuelta para ver a Bastian que

—, dejar un frente desprotegido no es una culpa con la que ninguno de nosotros quiera cargar. Preparen puestos médi

ediato

ndo apresuradamente. Ninguno iba a contradecirme por ahora, él único q

preocupados—, ve de inmediato a la montaña blanca. Q

en los casi tres años que llevaba a mi lado, B

ediato

s para esconder el temblor que llevaba tiempo sacudiendo el agua—, los quiero e

én dispuestos a

da a la familia real y definitivamente no le debía nada al rey. Pero yo no era ninguno de ellos y estaba segura de que é

perdió colores—, pero confió en ti para hacerles

, Maj

e Bastian que solo asintió de nue

No podía ni siquiera pensar en el dolor que me supondría solamente salir al maldito carruaje para moverme hasta

n los Po

olté todo el aíre que tenían mis pulmones antes de girarme

idos en el reino. Son personas que se esp

las persona

las palabras. Claro, seguramente para él, todos en Khelvar no tenían nada más que h

se me antoja escuchar como encasillan a mi pueblo—espe

moverme justo ahora para llegar a tiempo, estaba segura de que Edmund no tendría la gentileza de enviar

espiré profundo el aire tranquilo que aún se respiraba antes de acercarme a un carruaje negro brillant

ertenece es

e prepararan el mío cuando todos en el palacio sabían l

futuro soberano de

su ego por los cielos si cada que alguien decía su nombre de esa manera, la segunda es que definitivamente me sentía feliz

stro reino para no fiarse

i dolor de cabeza—, que vas a darme el

uisiera ir también al puesto de batalla, como si no fuer

uando volviera me encargaría de poner un maldito guardia cada maldito metro cuadrado.

ana—. Lamento informarle que es la úl

movió su cabeza en dirección al cochero que de

tivamente me sentía a gusto con mis doncellas que ya conocían ex

egro, mi vestido parecía brillar más a pesar de ser oscuro. Me senté

e y el dolor, la agonía de los sobrevivientes era algo que disfrutaba todavía menos. Odiaba a

eberían resolverse con muerte entr

rruaje y el olor que llenó el pequeño espacio. Mantuve la vista

su cochero

faltaba era tener que corregir la

Mi personal está capacitado por lle

vio, en

o con el Príncipe más de unos pocos minutos, apenas terminaba d

ceño ligeramente fruncido. Con la posición que tenía su cabeza me di cuenta que,

e ha disfrutado del

ue había pasado en el segundo frente, que las chicas s

ceño todavía fruncido, mientras me repaso d

e sacar algo de su bolsillo—. Aunque ha dicho que no quiere nada

lo q

le conmigo. Ya le había dicho anoche que no quería nada por nu

r un obsequio sin siq

a, solo que, ahora era más alargada que la primera en la qu

ir sorpresa. Era una manilla trenzada con una tira de plata y otr

ar una manilla des

xceso incomodas. Tomé la manilla solo para examinarla, él me mira

decir que no entraba a presión, tenía b

me g

cesorio antes de volver a dejarlo

el gesto,

manera bastante más elegante de la que parecía, tomó mi m

incesa, así como yo no h

volví la vista todavía incrédula a mi mano, donde reposaba

utilmente con mi piel, de hecho se veía mu

jé mi mano de las suyas—. No se si no le enseñaron, Príncipe A

o mi busto, ocultaron el obsequio que me encargaría de guardar en

ortés rechazar un regalo que, aunque no había pedido, era entre tod

sa baja cargada de diversión que ignoré profundamente

mente mientras veía a hombres con sus respectivas armaduras y armas ir d

l Príncipe y a mí, esté parecía tan confuso como yo por la sob

e el viento la soplaba. En el interior estaban seis generales que al vernos hicieron una rever

no ocultaron la molestia, que, en general sentía por

a la mesa donde el rey estaba completamente tenso—, porque yo

mesa donde había un enorme pergamino con el mapa de Xyrthen, este era solo pa

ntrecerrando los ojos en mi dirección, no lo m

mirada a los generales que miraban al rey y a mí casi con tensión, com

o ya los Mor

el General Spencer, de Baj

se ha

ó el General Terrence, de la mis

había tiempo para hipocresías—,

ue no est

a delante, cuando la situación en

ado a los Mortifica

e nuevo su pregunta. Alcé la mirada hasta encontrarme con esos ojos azules

n rapidez justo como lo había pedido. Casi sonreí complacida al darme cuenta que Edm

si no logramos hacerlos retroceder—miré el mapa y señalé el círculo que hab

al Erder de Novik—, hasta ahora no se han

l estimado

ue todos se tensaron, no necesitaron decirme nada para dar a

que estaban seguros de que no atacaríamos, claro, hacerlo sería condenar a todos a

pio ejército al menos lo suficiente para que pudiéramos atacar, en e

o podría usar a los Portadores solamente para trans

n molestia—ahora que decidiste llam

varlos a todos sobre el ejército de Morthem—estaba pensando en voz alta, con t

cieron los refuerzos y los Portadores consideramos la idea, pero es demasiado arr

ero, no necesitaba que los Portadores llevaran a todo el ejército a caer sobre las cabezas de ejército de

a la mirada fija sobre el mapa como si buscará algo, ent

de los Mortificadores y Portador

¿Q

n el estómago, porque se levantó de su cómoda silla y

ete tú a saber a qué costo, y otra muy diferente es

ma, los generales se miraron e

tienda, bajo la mirada incendiaría del rey. Los generales comenzaron a susurrar entre ellos y el rey volcó todo su od

habló—. Los Portadores no van a llevar a ninguno de nosotros a ese lugar,

n—susurré con calma—, al men

completamente tenso, incluso, una ligera vibración en el suelo

entras llegabas del maldito palacio?, ¿Con

ó los puños con fuerza—. Tengo una idea más viable—corregí calmada—, los Portadores y Mortificadores podrán ayudarnos siemp

e hablar con esa gen

se miraban entre ellos, seguramente, preguntándos

acercándose y de las personas que entraron fue suficiente

, todos diferentes entre sí en altura, complexión y color, pero

luego de varios segundos, atrayendo la mirada de todos—. Los quer

o un hombre de piel morena y algo bajo, un Portad

iba a intervenir, era más de ordenar como creía que era correcto esperando

a espalda me dolía más—, o, lo hará cuando Morth

ello blanco al igual que su piel y que era el más alto de to

el otro Mortificador, que tenía el cabello negro y los ojos

staban igual de disgustados—. Largaos a sus c

ón marcharse. Mire a Caius que solo apretó los labios esperando a que ellos se marcharán, los g

se marcharán porque aunque ninguno en esta tienda quisiera admiti

n el territorio no serán sus templos?—mi voz los hizo detenerse aunque no dieron señales d

ue preferimos unirnos

no de los generales desenvainará su espada dispuesto a matarlos po

camino de la puerta—. El Rey Thesan Morthem es sádico, cruel y odia

había comenzado a matar indiscriminadamente logrando que todos los que había en su reino vinieran buscando

podemos permitir Morthem siga avanzando en

r un poco de sentido común, decidieran ayudarnos en es

los demás no existieran, sus ojos eran marrones y brillaban por sus caracterí

que debemos ayudar

por esta única ocasión si así lo desean, pero, tengan en cuenta que

var pero ninguna de estas comunidades decidió ayudarlo en la guerra que comenzó, l

onocía eran

nfiar en su palab

encontrar e

a, compartieron una mirada antes de que el Portador de piel mo

oscuros sobre mí—, y solo por esta ocasión. En

í s

cho más dado lo que le había dicho en su oficina la noche anteri

que me

el que se refugiaba Morthem, uno de los Portadores avisó que habían hecho u

los—habló uno de los Mortificadores—, somos dem

r?—preguntó el General Fran

mantenido su actitud defensiva y odiosa sobre ello

da entre los Mortificadores y los generales—, por aqu

odemos atacar solo por aire, podrían rodear aquí—era como una pequeña colina que segura

y el propio rey se pusieron a debatir de una manera civilizada la mejor manera de atacar. Todo teniendo en

entos previos a la batalla. Era en estos momentos donde yo era consciente que Caius iría con los sol

poder concentrarme en que, como las demás

aer a los ejércitos?—susurró bajo para no atraer l

brillante que portaba—. Solamente pedí que enviarán una nota con

había dicho a Bastian, pero, él conocía tan

que no lo notaba, volviendo a ver el mapa solo para no pensar en

lo que le dijist

é pa

para mi gusto. Ahora que le había dicho que él en definitivamente me con

r la respuesta a sobre con

, porque, en ese momento el Príncipe Ascian decidió

ero alargar una respuesta que no me sentía con ánimos

no atravie

al mapa. El río Helvt cruzaba entre dos grandes montañas que formaban en abismo Rerghen,

do debajo de donde estamos ahora, bajar la montaña, cruzar el

as palabras que estaba por p

ganta para atraer la mirada de todos en la tienda. Odiaba que el Príncipe Asc

eden llevar de un la

más de moverse de un lado a otro del mundo valiéndoles absolutamente nada cada l

demos cruzar a tres mil h

emás hasta aquí—respondió el que tenía el cabello cas

enen en su d

do su mirada en el mapa mientras señalaban opciones, únic

in

cesitaba que dos de los Portadores restantes

e había en total alrededor de la tienda, preparándose

ombres hay

me con desprecio, como siempre

ez

mbres hasta el borde del abismo, Morthem sabe que ni siquiera consideraríamos la opción de cruzar por ese abismo, así que e

ador de piel morena fue sufic

en simultaneo, seguramente, los descolocará lo suficient

luando las probabilidades de que eso pudiera funcionar, después de todo, ¿Qué podía saber yo?

nombre había olvidado—, si lleváramos más junto con más hombres

azón—apo

s a los alrededores para ayudar—aseguré mirando a los Mortificadores que solo miraban la sit

capacidades en nuestras filas—ase

—aseguré de

arlos perfectamente uno de los Portadores, así podem

r, es peligroso tanto para ellos como para nosotros—mire a los Mortificadores que asintieron d

descubiertos, protegidos únicamente por unos cuantos soldados. Mientras que los nuestros se mo

cesitaba sentarme cuanto antes o terminarí

sorprendió—. Es mejor, estratégicamente hablando, que hayan más s

e objetar a lo que decía, porque era un Príncipe además de un hombre, segur

ienda, pero, otra oleada de escalofríos me llevo a ignorarlos mientras los sei

ratando de calmar los dolores en mi cuerpo. La sensación era horrible, más, cuando se sumaba una sensaci

tificadores salieron de la tienda para comunicar la decisión y estrategia de esta batalla. S

na estrateg

ue justo ahora tenía otras

e suya, Prí

guirme mientras salía de la tienda, una ligera llovizna comenzó a caer sobre los hombres

a mi lado, demasiado cerca para mi

do de esa tienda diría si las cosas salían bien, pero

las personas que se apartaban a mi paso haci

abían quienes disfrutaban de la perspectiva de quitar tantas vidas como les fuera posible. Mi hermano no tardó

u compromiso—murmuró con media sonrisa mirando al ho

mo una person

a dicho esas palabras, deliberadamente puse l

o, se reunirán para elegi

us con mucha emoción—, tod

e todo por la sonrisa nerviosa que le brotó naturalmente. No sabía lo feliz y tranquila que estarí

do mar

respiró profundo antes de asent

en batalla,

ercarme a él y rodear su armadura con mis brazos, lo sentí abraz

nos separaba, mi corazón estaba en peor estado y sabía que, en el t

aius—susurré solo para que mi herm

eza nuevamente—. Tú tienes que

de él, que, me sonreía con los ojos llenos de

tener en que guardar ese sonido por

lo unos pocos soldados que llegaron por petición del rey al campame

ue debía ser la mía ya que tenía dos camas. Respiré profundo y me senté en la primera sintiendo des

enloqu

asaron hasta que el campamento fue iluminado por unas poc

nsado ahora que estaba casi completamente acostada en la cama, solo por

tuviera unas inmensas ganas de ir yo misma a ver qué pasaba y asegurarm

saber de quien se trataba. Escuché sus pasos hasta que se se

ncuent

a iluminada con una lámpara de gas q

bría de enco

sta sus ojos, de hecho, lucía preocupado aunq

ve p

descaradamente—. ¿Hay

de comida en él sino por el rechazo a la idea de comer. Sabía muy bien

mo si buscará algo—, ayuda

mi confusión

entre unos hombres de barbas blancas que se llamaban a ellos mismos,

ranquilizarlos mientras que yo volvía, era muy bien sabido q

tenía mu

jaron ma

rmó mirándome extrañado

ía de

stra conversación, que a deci

ambos nos levantáramos de la cama casi de un sa

�‍♀

ar que las actualizaciones de este

var o llegó Morthem a atacar a Dayra?, ¿Qué hacen los ho

as y tan pocas

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