img Separadoss por el amor y unidos por el odio  /  Capítulo 10 Así que lo mismo... | 58.82%
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Historia

Capítulo 10 Así que lo mismo...

Palabras:1243    |    Actualizado en: 25/02/2022

n peleas, motines y con mucha abundancia!

o en oración, al fin y al cabo son días que

jeres se disfrazan, los hombres exhiben los utensilios y las pieles para la venta. Y así, la gente interesada en los ar

las damas escondidas detrás de un paño atado a modo de cortina. Después de

mpacar la canasta de verduras. Recibiendo una sonrisa solo de satisfacción de parte de doña Alba,

... hasta que tiró un trozo de pan e inmediatamente el perro corrió

do y comprensiva con su madre. Pero, todo estuvo planeado toda la noche mien

mana Rita, solo pensó en hechizos, casualidades del universo, que alguna explicación en realidad Santa Sara tendría que tener alguie

que parecían llegar a la mente inteligente de Sara como una iluminación. Y una de las frases ser

Estaba muy contenta de conocer a Ruzena, una simpatía inmediat

noches de insomnio, Sara comienza la

dre en ro

hij

"No mires tu reflejo" ¿es para nunca volver a mirar el espejo

sa época. Inventado por el rey Luis XIV y ganado en una visita

ntin

irar mi reflejo, Dai. Como me v

to y pedir una mejor orientación en la oración. Pero creo que es una forma de explicar. Ella conoce tu vanidad, no

aría... y ella se rió como aliviada de no tener la posi

ó que notaría algo extrañ

ra, igual que yo, una

cómo iba a saber Sara algo? ¿Samara vio lo que había en la caja? ¿La mujer que lo sabía todo le diría a Sara... se vengaría ahora? Un

ierbas que venían con ella. ¡Dejó escapar un grito de dolor! Pero cuán profundo sería ese dolor cuando

nción! Nunca vuelvas a decir eso, no quiero oír hablar de eso. Sól

fondo estaba desesperada... por volver a esa historia que debería estar enterrada lit

su madre con el corte que se le negaba, y le gritó que s

ó por la charla de Sara. Incluso le ordenó a Sara que terminara de poner a la venta la canasta para su madre

to. Déjame decirte algo Sara. – hablando y sosteniendo el corte con sangre corriendo por sus dedos

en la hoguera y la ventilación de su madre. ¿Qué maldición sería esta que ahora no dejaba de sufrir y cómo podría enterarme….por

os también pelearían, porque si la madre que la ama reaccionara así, ¿qué sería de los dem

amente las verduras. Al terminar, le entregó a Yago la canasta que sacaría

uedó allí con la canasta en la mano, avergonzado y molesto con su eg

iendo y como e

as Corre... ¡Quie

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