agosto
Se alisa la ropa una vez más antes de entrar a la edificación de la cofradía de pirat
ia. El piso tiene grabados en porcelanato azul y detalles dorados. En el fondo y al centro se encuentra una gran mesa rectangular de madera donde hay
u cabeza, y en el fondo hay dos puertas, una a la izquierda y otra a
s o gobernantes, pero si tuviese que decir
rieron la puerta a Catherine desde adentro. La puerta de la izquierda se abre
s de lo que pasó con su barco, no le daba la cara pa
n el pirata James Morgan, el padre de Portgas; el capitán Edward
n antes de sus padres. Y ellos habían fundado los cimientos de lo que es hoy la
ene una gran y tupida barba rojiza que lo hace ver bastante imponente. Una pata de palo reemplaza la pierna derecha que perdió en una batalla con los oficiales de Queen Bay hace muchos años, y el parche en su ojo izquierdo es debido a ot
a, verde como el césped; y la experiencia refl
r que llegó a pensar varias veces que no era un hombre sino un monstruo. Abbott tiene la nariz enorme y redonda, es corpulento y su cabello enmaraña
lama un pirata difícil de hallar, una jo
anca, era alto y delgado, pero imponía mucho miedo y respeto con esa
mpre dejaba un sobreviviente para que contara las terribles cosas que hacía. De tez negra como el éban
te de mar. Su voz es tan gruesa y profunda como su aspecto,
sí
fradía? —indaga el ca
e del rey Julius; William, el grande. El rostro moreno de Bellamy se tensa al sentir la mirada de la chica, que lo detalla antes de responder. Tiene los ojos marrones y el rostro
entable hecho —comien
ncluso que su padre. Una barba canosa y gris es lo que más llama la atención en su rostro. Su cabeza aún conserva un cabello abundante y lacio del mismo color. Varias arrugas surcan su frente
en seco y le d
mi
iña —incita
palabra, y eso la pone muy nerviosa. Sabe q
raidor en
hacen esperar. Los señores piratas se miran entre ellos. Su padr
er tal acusación?! —cuest
ía hacia Queen Bay, pero era una trampa orquestada por
reír a carcajadas. Edward Bl
aratas. Sabemos lo que has estado haciendo Catherine Ri
en ella. Odia decepcionarlo de esa manera, se supone que ella debe ser una
n. Es la verdad. El mis
ilencio. La pelirroja levanta la mirada para ver que ha sucedido. Lancaster tien
te nuevo como
su no
ueños húmedos con é
—La mujer asiente a la pregunta implícita—. Es lógico
erpiente, pero él vuelv
, ¿sabes q
ó de muchas voces, p
ya conseguido aliados piratas. Los traidores no son bien re
corrieron la voz, alguien debió venir con ese dato —intervien
sunto, halla al culpable y cuando lo desc
gunta la serpiente
refiere quedarse callada mientras ellos no indaguen en el tema, además, todavía
s señores piratas se levantan y vuelven a salir, excepto po
ofundidad de las cosas, así que casi se pasa un poco de largo cuando se acerca a su hija. Esta espera que lo
n —dice al fin. Su voz es grav
r deshonra
onríe—. He escuchado lo que hiciste. Atravesaste las fauces de
e se ech
hace se
borrado de
lpable es… —El pirata
tas con nadie. En este lugar,
Para ella ese hombre es el mejor referente que ha tenido en su vid
an con lentitud debido a su pierna coja. Le pasa
na del mar. Estoy
ugurio con respecto al hombre que la crio. Lo vuelve a abrazar y luego se aleja de él con pesadum
ya ha regresado. Cuando abre la puerta, él ya est
qué te d
pable, lo ejecutarán.
que conseguir otra forma
on certeza, quién es el responsable de la traición. Ella se gira y le da la espalda a Arden; él se a
s pensando
een Bay y hacerle una visi
u cuello. Ella cierra los ojos y cede a sus caricias. Por alguna razón, pensar en que tiene que volver al comodoro le recordó ese su
iente cálida al tacto y eso lo enloquece. Catherine enreda sus dedos en el cabello del chico y busca besar sus labios como si de respirar se tratase. Sus lenguas juguetean en una danza acelerada, sus respiraciones se acrecientan. Arden toma a la capitana por las ca
irroja. Besa su pecho y acaricia sus pezones trazando círculos entre sus dedos. Catherine gime de deseo y se abre más de pie
a su sexo. Y sin alargar más la agonía de la expectativa, roza sus labios por el clítoris de ella. Un gemido fuerte le hace saber que ella lo está disfrutando. Comienza a c
ás adentro. Comienza a estimular su botón rosa por dentro y por fuera, con sus dedo
acia sí, se besan apasionadamente y entonces la chica siente el miembro duro y grande del pirata pulsar en sus muslos. Arden la lev
n caliente que no puede aguantar más
n —susurra ell
a a moverse con fuerza contra ella, sintiendo lo apretada y húmeda que está. La capitana se sujeta de la mesa y disfruta mientras él l