Con condescendencia, Rachel intervino, "Todo es culpa de tu mamá, Candice".
"¡Cállate!", replicó esta iracunda al instante con todo el cuerpo temblándole y sus ojos aterradores.
"¡No hables de mi mamá!", gruñó.
Si bien ella podía hacer oídos sordos cuando la humillaban y pisoteaban, ¡no toleraría que humillaran a su madre!
Aun intimidada por la furia en ella, Rachel quiso replicar.
Sin embargo, Madilyn, quien había estado sollozando, lloró aún más fuerte, y finalmente se desmayó.