¡Por Dios! ¡Ese hombre era demasiado hermoso! ¡Ella jamás había visto un espécimen tan atractivo, ni siquiera en las películas!
Sus rasgos eran casi perfectos, con una nariz perfilada y los labios delgados y sensuales. Exudaba un aura noble con un dejo de altivez.
El simple hecho de estar frente a él y respirar el mismo aire la hacía sentir como si fueran de mundos totalmente diferentes.
Candice le echó unas cuantas miradas más al hombre que tenía delante.
Ese día se había puesto una capa gruesa de base para cubrir las marcas rojas e hinchadas en su mejilla. Entonces, cuando tropezó con él en ese momento, algo de su maquillaje manchó la chaqueta de su traje.
"Vaya, lo siento mucho".