Tras estas palabras, Damian se dio la vuelta y salió de la villa.
Caroline se desplomó en el sofá, sintiendo todo su cuerpo débil. Había estado a su lado durante tres años, pero seguía siendo una mujer malvada a sus ojos. Un dolor agudo se apoderó de su pecho, como si lo estuvieran cortando con un cuchillo.
Caroline se puso de pie y fue a su habitación. No pudo evitar sonreír con amargura al mirar su rostro pálido y su figura delgada en el espejo.
Hacía tres años, Damian había luchado por la propiedad de la familia Mayson. El único requisito de su abuelo para que heredara la empresa había sido que se casara. Como él creía que Caroline había tenido la culpa de que Ximena entrara en coma, ella tuvo que casarse con Damian en nombre de esta última.
Nadie sabía que a Caroline siempre le había gustado él, por lo que en ningún momento se negó. Había sido tan ingenua que pensó que, después de su matrimonio, podría cambiar la impresión que Damian tenía de ella. Había renunciado a la oportunidad de estudiar en el extranjero e hizo todo lo posible para complacer a su esposo y a las personas que lo rodeaban. Incluso cuidó a Ximena en el hospital, esperando poder aclarar la verdad cuando despertara.
Hacía dos meses, Caroline y Damian habían tenido sexo por accidente. Como solo sucedió una vez, ella no esperaba quedar embarazada. No obstante, pensó que un bebé podría mejorar su relación.
Hasta ese día, Caroline tenía la sensación de que todo era una broma. Era momento de despertar.
Afuera estaba lloviendo fuertemente. Hubo un tremendo relámpago, seguido por un fuerte trueno. Caroline se detuvo en la sala de estar, agarró el acuerdo de divorcio y lo firmó con una mano temblorosa.
Los meses pasaron rápidamente. Caroline estaba en la sala de partos de un hospital en un país extranjero.
Ya llevaba mucho tiempo gritando y sudando profusamente por todas partes. De repente, se escucharon los llantos de unos bebés.
"Felicitaciones, señorita Harper", declaró el médico con alegría. "Ha dado a luz a gemelos".
Caroline curvó los labios en una débil sonrisa. Mirando a sus bebés, respiró de alivio y se desmayó.
Cuando volvió a abrir los ojos, lo primero que vio fue un techo blanco. Al girar la cabeza hacia un lado, se dio cuenta de que una enfermera estaba cambiando la botella de infusión.
"Señorita, ¿dónde están mis bebés?", preguntó débilmente. "¿Cómo se encuentran?".
Hacía unos meses, cuando Caroline se marchó de la casa de la familia Mayson, había planeado abortar. Sin embargo, cambió de opinión en el hospital, pues se dio cuenta de que no quería perder a sus bebés. Al final, decidió dar a luz sin decírselo a la familia Mayson.
La enfermera hizo una pausa y vaciló durante unos segundos.
"Señorita Harper, lamento mucho su pérdida", declaró. "Sus bebés murieron unos momentos después de nacer, debido a una deficiencia de oxígeno".
Caroline sintió que su corazón se hundía.
"¡Imposible! Yo los escuché llorar. Es imposible...".
"Señorita Harper, el hospital ya emitió el certificado de defunción. Lo siento por su pérdida".
Tras estas palabras, la enfermera salió de la sala. Con el corazón lleno de emociones complicadas, Caroline se sacó la aguja y se levantó de la cama. Pero en cuanto sus pies tocaron el suelo, se sintió tan débil y adolorida que cayó.
De repente, la puerta de la sala volvió a abrirse y entró una mujer con ropa de diseñador.
"Cuánto tiempo sin vernos, Caroline", saludó Ximena con una sonrisa, mientras caminaba lentamente hacia la cama.
"¿Qué estás haciendo aquí?", preguntó ella, mirándola con disgusto. Luego, se agarró al borde de la cama e intentó ponerse de pie, pero su cuerpo le dolía tanto que sintió que ya no le quedaban fuerzas.
"¿Qué planeabas hacer después de dar a luz a los hijos de Damian en secreto, Caroline? ¿Querías utilizarlos para obtener el título de señora Mayson? Oh, debes estar muy triste porque murieron demasiado pronto".
Parándose junto a la cama, Ximena la miró con una sonrisa condescendiente y triunfante.
"¿Qué estás haciendo aquí?", insistió Caroline. "Tú mataste a mis hijos, ¿verdad?". En ese momento, sintió que estaba a punto de desmoronarse.
Sus bebés habían nacido bien. Incluso escuchó sus gritos y los vio con sus propios ojos antes de perder el conocimiento. ¿Cómo podían morir?