Como había regresado a Adephia, Caroline era consciente de que tarde o temprano se encontraría con Damian. Pero no esperaba que fuera tan pronto ni de esa manera.
No se habían visto en cinco años. Al ver ese familiar rostro, Damian entrecerró los ojos, los cuales ahora eran ligeramente fríos.
Caroline recuperó el sentido y murmuró:
"Lo siento, entré a la habitación equivocada".
Luego, se dio la vuelta para irse. No obstante, la profunda voz de Damian sonó a sus espaldas.
"¡Espera!".
"Caroline, solo han pasado cinco años desde la última vez que nos vimos", espetó con los ojos entrecerrados. "¿Cómo es que te volviste así?".
Estaba sorprendido porque no esperaba que la mujer que le ofrecería ese servicio especial fuera Caroline.
"¿De qué estás hablando?", preguntó ella, con el ceño ligeramente fruncido.
"Oh, ¿no sabes de lo que estoy hablando? Ya que recibiste el dinero, deberías darme un servicio especial, ¿verdad? ¿Por qué ahora quieres irte?".
Damian se acercó a ella, mientras su cuerpo seguía exudando una tenue fragancia a gel de ducha. Luego, le sonrió sarcásticamente.
"Pero una mujer como tú solo me enfermará. ¡Vete!".
Caroline estaba visiblemente confundida. En ese momento, una mujer con un vestido de seda y un delicado maquillaje apareció en la puerta.
"Hola, señor Mayson", saludó con una sonrisa.
La llegada de esa mujer hizo que Caroline entendiera lo que Damian había querido decir.
"Oh, Damian, ¿sabes que a mí también me enfermas?", preguntó haciendo una mueca. "¿Tu prometida está enterada de esto?".
Luego, se dio la vuelta y se fue.
Damian frunció el ceño, pues ahora se daba cuenta de que había malinterpretado a Caroline.
"Señor Mayson, yo...". La mujer quiso decirle algo.
Pero Damian espetó:
"¡Vete a la mierda!".
Su rostro era tan sombrío que ella se asustó.
En medio de su angustia, Damian encendió un cigarrillo. Cuando recordó el hermoso rostro de Caroline, se sintió extremadamente irritable. La emoción que había estado escondiendo pareció reaparecer.
Tras salir de la habitación, Caroline llamó a Amanda. Resultaba que su amiga le había dado el número de la habitación equivocada, pero eso inesperadamente le permitió reencontrarse con Damian.
Caroline y Amanda bebieron en el bar junto al hotel hasta la medianoche.
Una vez que se separaron, Caroline caminó hacia el estacionamiento. Como había bebido mucho, se sentía un poco mareada. Al atravesar el macizo de flores, vio a un niño pequeño sentado ahí, por lo que se acercó a él.
"Pequeño, ¿por qué estás aquí solo?", preguntó.
El niño no dijo nada. Sus hermosos ojos se quedaron fijos en Caroline.
"¿Estás perdido? ¿Te separaron de tus padres?".
El niño permaneció callado, pero negó con la cabeza.
"Entonces, ¿viniste aquí solo?".
Esta vez, él asintió.
Caroline no pudo evitar suspirar, preguntándose qué clase de padres dejarían que su hijo se fuera de casa en medio de la noche. Tenía que ser muy descuidados.
"Déjame llevarte a casa, ¿sí?", dijo estirando una mano.
El niño vaciló durante unos segundos, pero luego agarró la mano de Caroline y saltó del macizo de flores.
Como había bebido, ella contrató a un conductor para que condujera su auto. Quería llevar al niño a su casa, pero él no le decía nada.
"Tus padres deben estar preocupados por ti. ¿Puedes decirme dónde vives?".
El niño volvió a agitar la cabeza.
Al parecer, no quería regresar a casa. Carolina se sintió impotente, así que le pidió al conductor que fuera a la comisaría. Pero cuando llegaron, el niño se negó a bajarse del auto.
Su actitud la hizo sentirse más impotente, por lo que entró a la comisaría para denunciar la situación. Ahí dejó su dirección, en caso de que los padres buscaran al niño, y lo llevó de regreso a su apartamento.