Valerie se despertó con el fuerte olor a desinfectante. Arrugó el ceño mientras abría los ojos lentamente y observaba el techo blanco sobre ella.
"Por fin despiertas".
Ella se dio la vuelta para encontrarse con una enfermera ajustando el gotero de su vía.
"Yo...".
"Llegaste aquí después de que te desmayaste. Has estado inconsciente durante una hora", le explicó la enfermera.
Valerie se incorporó en la cama y miró alrededor de la habitación. Era espaciosa y muy limpia. No se parecía en nada a la habitación común de un hospital.
"¿Sabe quién me trajo?", preguntó.
La enfermera la miró a los ojos con una ceja levantada.
"Un hombre muy guapo. Estabas empapada de pies a cabeza, pero a él no pareció importarle porque te trajo cargada en sus fuertes brazos".
Solo al escuchar eso, Valerie sintió la humedad y pegajosidad en su cuerpo. Bajó la mirada y notó su blusa y sus pantalones manchados.
"¿Dónde está él ahora?".