img Mi amor tardón  /  Capítulo 4 Ya no quiero trabajar para ti | 1.15%
Instalar App
Historia

Capítulo 4 Ya no quiero trabajar para ti

Palabras:776    |    Actualizado en: 11/07/2023

Valerie caminó con gracia hacia el vehículo, se subió y saludó al hombre en su interior:

"Hola, señor Layfield".

Sin responder, Edwin le dirigió una mirada.

Entonces esperó a que la joven dijera algo más, pero incluso después de unos minutos, ella permaneció sentada con la espalda erguida como si todo estuviera bien.

Cansado de seguir esperando, él abrió la boca y rompió el hielo:

"Saliste más rápido de lo que pensé".

Ante esto, Valerie arqueó una ceja y preguntó:

"¿Por qué lo dijiste? ¿Acaso pensaste que no saldría o qué?".

Edwin solamente entrecerró los ojos y miró hacia otro lado con un semblante indescifrable.

"Supongo que te juzgué mal. Creo que te subestimé".

En cuanto lo escuchó, la sonrisa de Valerie se desvaneció. Sintiendo que su rabia aumentaba de nuevo, ella apartó la mirada de él y se concentró al frente mientras decía:

"Eso es porque aprendí una o dos cosas después de trabajar para ti durante cinco años".

El hombre volteó a verla, pero la tenue luz no le permitió interpretar su expresión.

Tocándose inconscientemente los labios con su mano fría, levantó la cabeza y la miró a través del espejo retrovisor.

¿Cómo podía estar tan impasible después de lo que acababa de pasar? Definitivamente, esta no era la animada chica que contrató unos años atrás.

Sus ojos la recorrieron lentamente hasta que se posaron en la marca en su cuello. Entonces, la calma que sintió hace unos segundos desapareció como por arte de magia.

"¡Detén el auto!", ordenó de repente con una voz sombría.

Sin pensarlo dos veces, el chófer se detuvo rápidamente a un lado de la carretera y salió.

Esto pareció alimentar la rabia de Valerie, quien instantáneamente colocó su mano en la manija de la puerta para marcharse.

Sin embargo, Edwin tomó su otra mano y la jaló hacia él para evitar que se fuera.

Sorprendida por su movimiento repentino, ella cayó directamente en sus brazos, quedando tan cerca de él como para sentir su cálido aliento.

Edwin la abrazó fuertemente por detrás y colocó la barbilla sobre el delicado hombro de la joven, quien luchó por escapar.

"¡Suéltame! ¿Acaso no ves que estamos al borde de la carretera?", siseó enojada.

No obstante, Edwin la ignoró mientras movía su cabello a un lado para ver con más claridad la marca en su cuello.

"Si pudiste tener sexo con ese libidinoso en el salón, entonces también puedes hacerlo conmigo en el auto, ¿no?", mientras hablaba, él encontró la cremallera de su vestido y la bajó hábilmente.

La sensación de sus manos sobre su piel no fue tan placentera como solía ser. Todo lo que Valerie podía pensar cuando él la tocó fue el miedo y el asco que sintió antes cuando estaba atrapada por el repugnante Brent.

'¡Bastardo!', maldijo en su mente.

"No hagas tanto ruido como de costumbre, ¿de acuerdo? El conductor está afuera", Edwin dijo entre jadeos, contemplándola fijamente.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de la joven, pero esta vez era de enojo y no de placer. Maldiciéndolo en sus pensamientos, ella siguió tratando de liberarse con todas sus fuerzas.

Cuando dejó de luchar tanto, Edwin pensó que al fin la había controlado, por lo que dejó de apretarla tanto y bajó la cabeza para lamer su cuello apasionadamente.

"Señor Layfield...", Valerie susurró de pronto con una sorprendente tranquilidad.

Pero el hombre no se detuvo, pues estaba demasiado inmerso en hacerla suya en ese mismo instante.

Mirando el techo como si estuviera aburrida, Valerie comentó casualmente:

"Pensé que te daría asco tener sexo conmigo".

Sus palabras llamaron la atención de Edwin al instante, quien se detuvo y la miró con el ceño fruncido.

Encogiéndose de hombros, ella continuó:

"Me refiero a que me quedé en el salón con Brent durante veinte minutos, lo cual es el tiempo suficiente para...".

Al parecer, ella había logrado su objetivo, ya que los ojos de Edwin se llenaron de disgusto de inmediato.

Mientras Valerie se liberaba de sus brazos y alisaba su vestido arrugado, Edwin se quedó inmóvil en su lugar, fulminándola con la mirada.

Ella tomó su bolso, agarró la manija de la puerta y anunció:

"Para que lo sepas, ya no quiero trabajar para ti".

Con eso, abrió la puerta del vehículo y se fue resueltamente.

El chófer escuchó el sonido de la puerta abriéndose y se apresuró a toda velocidad:

"¿Señorita Reese?".

Pero antes de que Valerie pudiera responder, Edwin se le adelantó y rugió:

"¡Déjala ir!".

Avergonzado, el conductor se limitó a tragar saliva nerviosamente.

Entendiendo muy bien su posición, la joven le sonrió cortésmente antes de darse la vuelta y caminar con sus tacones altos sin mirar atrás.

img
Contenido
Capítulo 1 El señor Layfield quiere verte Capítulo 2 Él permitió que se fuera con otro hombre Capítulo 3 Entregarla a un hombre como si fuera un objeto Capítulo 4 Ya no quiero trabajar para ti Capítulo 5 Sabe cuáles serán las consecuencias Capítulo 6 Diez millones por romper el contrato Capítulo 7 Como un robot
Capítulo 8 El comienzo del exilio
Capítulo 9 La gran diferencia entre ellos
Capítulo 10 Expulsada de la casa
Capítulo 11 Las ventas y los bonos
Capítulo 12 Chismes sobre Edwin
Capítulo 13 Edwin se enoja
Capítulo 14 Valerie fue golpeada
Capítulo 15 Él siempre vio su vergüenza
Capítulo 16 Desear que quede en la ruina
Capítulo 17 Su ayuda
Capítulo 18 Elegir una nueva secretaria
Capítulo 19 Los requisitos de calidad
Capítulo 20 La quiere a ella
Capítulo 21 Una nueva novia
Capítulo 22 Mala suerte
Capítulo 23 Depende del señor Lewis
Capítulo 24 Desahogarse
Capítulo 25 El señor Layfield es tan amable
Capítulo 26 Montando a caballo a su lado
Capítulo 27 Conocer a los amigos de Dangelo
Capítulo 28 El accidente
Capítulo 29 Su salvador
Capítulo 30 Invitación de Acton
Capítulo 31 Amor verdadero
Capítulo 32 Perder este hipódromo
Capítulo 33 El perdedor se quita la ropa
Capítulo 34 Quitarse los pantalones
Capítulo 35 Alguien no está del lado de su pareja
Capítulo 36 Él es mi antiguo jefe
Capítulo 37 Primeros auxilios a medianoche
Capítulo 38 Valerie te ama
Capítulo 39 Cuidarlo
Capítulo 40 Dangelo cometió un crimen
Capítulo 41 Anfitrionas
Capítulo 42 Tercera visita al doctor
Capítulo 43 Promesa de invitar a comer a Dangelo
Capítulo 44 Viaje de negocios con Archer
Capítulo 45 Coludidos
Capítulo 46 Acoso sexual
Capítulo 47 Algo sospechoso
Capítulo 48 Edwin va a buscarte
Capítulo 49 Un baño
Capítulo 50 Él tenía una cita en medio de la noche
Capítulo 51 No creo que ella sea apta para ir contigo
Capítulo 52 Causando problemas
Capítulo 53 Edwin era muy audaz
Capítulo 54 El tobillo hinchado de Valerie
Capítulo 55 Cállate
Capítulo 56 El señor Timothy quiere verlo
Capítulo 57 Una decisión riesgosa
Capítulo 58 Cómo le vas a pagar a Claud
Capítulo 59 Quiero una promesa
Capítulo 60 La cooperación
Capítulo 61 Una visitante inesperada
Capítulo 62 Dulce envenenado
Capítulo 63 Capitulo 63 La cena
Capítulo 64 ¡Se tragó el anillo!
Capítulo 65 Darle la mitad de la herencia
Capítulo 66 Pagando la cuenta
Capítulo 67 Hospedándose en un hotel
Capítulo 68 Aperitivos de medianoche
Capítulo 69 Darle las gracias
Capítulo 70 Otra vez en el punto de mira
Capítulo 71 El bebé
Capítulo 72 La celebración
Capítulo 73 Un hombre
Capítulo 74 El tercer vaso
Capítulo 75 Escaparse
Capítulo 76 Una trampa
Capítulo 77 Yo misma lo pago
Capítulo 78 El dinero de él
Capítulo 79 Resfriado
Capítulo 80 Un regalo
Capítulo 81 Tres shots de licor
Capítulo 82 Bastardo
Capítulo 83 De vuelta a casa
Capítulo 84 La mujer de la habitación
Capítulo 85 Pórtate bien
Capítulo 86 Pagando sus deudas
Capítulo 87 Él no está en la oficina
Capítulo 88 Irrumpiendo en la oficina
Capítulo 89 Rechazando a Edwin
Capítulo 90 Su verdadera personalidad
Capítulo 91 La investigación fue un éxito
Capítulo 92 Realizar su plan
Capítulo 93 Llevarle comida
Capítulo 94 Quítate la ropa
Capítulo 95 El precio de las acciones
Capítulo 96 Veinticuatro horas
Capítulo 97 Hacerse cargo.
Capítulo 98 El espectáculo
Capítulo 99 Soñando despierto
Capítulo 100 El plan
img
  /  4
img
Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY