Justo cuando Valerie se levantó inesperadamente, Edwin enganchó sus piernas alrededor de sus pies y la mujer tropezó.
Ella cayó con las piernas abiertas y la bata se le subió, cubriendo apenas sus torneados muslos.
Con una sonrisa siniestra, él se recostó en el sofá y la observó con una mirada dominante.
"Valerie, me sorprendes mucho. ¿Qué significa esto? ¿Quieres darme un premio por adelantado para que te ofrezca ayuda?".
El rostro de ella se sonrojó de vergüenza. Se apresuró a levantarse del suelo y se escondió detrás de la mesa de centro.
"No es así...".
"¿En serio?", la interrumpió Edwin con un resoplido.