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Historia
Capítulo 3 La heredera de la familia
Palabras:1239    |    Actualizado en: 01/01/2023

En la habitación, la temperatura era fría como si el hospital hubiese sido transportado a la Antártida.

A Keely se le erizó la piel de pies a cabeza, ella temblaba, y pálida, se mordió el labio inferior mientras miraba a Marco.

De repente, se escuchó el sonido de unos pasos apresurados hasta que la puerta se abrió, y Marina entró con el médico detrás de ella.

"¡Aquí está el médico!". Al darse cuenta de que Loraine no estaba por ningún lado, gritó: "¿Dónde diablos está Loraine? ¿Se escapó? ¿Marco, quieres que yo mande a los guardaespaldas a que la arrastren aquí de nuevo?".

Los ojos del hombre se volvieron más fríos al mirar a su hermana. "¿Entonces fuiste tú quien trajo a Loraine?".

Un horrible escalofrío recorrió a Marina enseguida, y mirando a Keely, argumentó: "Tenía que hacerlo. Quiero decir, esto es una emergencia. Si a Keely no le dan el riñón lo suficientemente pronto, podríamos perderla".

"¡Cállate!", gritó Marco. Luego les ordenó a los guardaespaldas: "Lleven a Marina a casa. ¡Asegúrense de que no salga de allí!".

"No puedes hacer eso, Marco. Yo solo estaba…", comenzó la chica, defendiendo su caso. Sin embargo, los hombres la sujetaron por ambos lados y la sacaron a rastras.

La habitación volvió a quedar en silencio, y un mal presentimiento surgió en el corazón del médico.

Marco se quedó mirándolo fijamente durante unos segundos, y señalando a Keely, quien ya no fingía, lo interrogó: "Dijiste que ella necesitaba un trasplante de riñón. ¿Por qué parece que está sana y fuerte?".

El doctor comenzó a sudar ipso facto. "Ehmm... Puede que la haya diagnosticado mal".

"¿Qué tipo de médico eres? ¿Cómo pudiste haber diagnosticado mal a alguien con insuficiencia renal? Ya que cometiste un error tan grande, ¡no deberías ser médico!".

El hombre en la bata blanca temblaba de miedo porque sabía que Marco podría terminar su carrera con solo un chasquido de sus dedos.

Entonces cayó de rodillas inmediatamente. "Señor Bryant, no es mi culpa. La señorita Haywood me puso en esta situación. Ella me obligó...".

"¡Largo!", ordenó Marco, señalando la puerta con ira.

Al médico no le importaba que Keely lo estuviera asesinando con los ojos, y haciendo una reverencia, murmuró una disculpa antes de salir corriendo.

Luego, la habitación quedó en tal silencio que se podía oír caer un alfiler. Inexpresivo, el hombre miró a Keely, y su extraña calma la asustó hasta las lágrimas.

"Lo siento, Marco. No debí haberte mentido. Lo hice para que te preocuparas más por mí".

Pero el joven casi se prendió en fuego ante eso.

"Yo siempre he sido bueno contigo y nunca te ignoré, ni una sola vez, así que no tienes excusa para haber usado tal truco. ¿Sabes qué? ¡No debí haberte mimado tanto!".

Keely no pudo evitar admitir: "Sí, no hay excusa para lo que hice. Fui muy estúpida. Me he sentido muy sola desde que murió Jorge, y ya sabes que soy enfermiza por naturaleza. Solo tenía miedo de ya no importarte. ¿Me perdonas? Te prometo que esto no se va a repetir".

La mención de Jorge transportó a Marco al pasado.

Jorge Riley era un amigo suyo que murió al intentar salvarlo, y antes de dar su último suspiro, le confió a su amada prometida y prácticamente le ordenó que la cuidara por el resto de su vida.

Una tristeza inexplicable llenó el corazón de Marco al recordar cómo había muerto su amigo, y su frialdad se derritió como helado en un caluroso día de verano.

"Yo quiero cumplir la promesa que le hice a Jorge. No pienses ni por un segundo que te voy a abandonar; eso no va a suceder".

Eso le hizo acelerar el corazón a Keely, pero antes de que pudiera disfrutar de la sensación, Marco le advirtió con severidad: "Sin embargo, Loraine es mi esposa. No le vuelvas a jugar una mala pasada. Que esta sea la última, ¿de acuerdo?".

Encorvándose, Keely hizo pucheros como una niña, y un brillo de resentimiento destelló en sus ojos. "Oye, tú te mereces algo mejor que Loraine. Esa mujer no te ha traído nada bueno desde que se casaron; ella es una desgracia. ¿En serio quieres envejecer con una mujer así? Después de todo lo que hiciste por ella, sigue siendo una ingrata. Quiero decir, incluso te pidió el divorcio hoy...".

"Mi matrimonio no es asunto tuyo, Keely. No sobrepases los límites, ¿entendido?".

La gelidez en los ojos de Marco hizo callar a la mujer, pero se enfurruñó como una niña.

"¡Descansa aquí y reflexiona sobre lo que hiciste!", la instó él, y molesto, salió de allí. La mirada de Loraine cuando le pidió el divorcio no podía abandonar su cabeza.

Fue un golpe duro que ella quisiera separarse de él.

Eso nunca se le había pasado por la cabeza.

Aunque él estaba fuera de su alcance porque ella no pertenecía a una familia de élite, él la toleraba ya que era una esposa obediente.

Lo cierto era que nunca fue su intención quitarle su riñón para Keely, y él de hecho había conseguido otro donante.

El dinero que le envió era técnicamente un regalo de disculpa porque no iba a pasar su tercer aniversario de bodas con ella. Y es que él sentía que era justo que la compensara, ya que pasaba todo su tiempo con Keely, quien pensaba que necesitaba su atención.

Sin que él lo supiera, Marina arrastró a Loraine al hospital, y resultó ser convertido en villano por algo en lo que no tuvo nada que ver.

Frotándose el entrecejo, él suspiró, y pensó que era prudente explicarle las cosas a Loraine. Después de todo, ella solo pidió el divorcio porque malentendió el asunto.

La verdad fue que no pensó que ella en realidad se divorciaría de él. Porque ya la había investigado; ella era una huérfana que creció en el campo y no tenía dinero ni poder, así que, hasta donde él sabía, dependía de él.

Unas horas más tarde, Loraine abrió los ojos y se encontró en un dormitorio cálido y lujoso.

"¡La heredera de los Torres por fin está de vuelta! ¿Qué te hizo recapacitar? Todavía no entiendo por qué dejaste todo por ese hombre. Bueno, ¿volviste para siempre?".

Loraine giró la cabeza hacia el dueño de la voz familiar.

Sentado en una silla junto a la cama, había un hombre alto y fuerte con un rostro anguloso y hermoso y un aura intimidante.

Ella se echó a llorar al verlo.

"Tío Rowan, fue una idiotez de mi parte haberme ido. No debí haberlos abandonado por ese imbécil. Lo siento mucho".

Rowan Torres, un feroz alto oficial del ejército, no pudo evitar derretirse cuando su amada sobrina se disculpó, y agarrándole la mano, le dijo: "No llores, Lorrie. Me rompe el corazón verte así. Estoy feliz de que estés de vuelta". Tras besarle el dorso de la mano, agregó: "Sabes que todos en esta familia te queremos mucho, ¿no? No nos vamos a quedar de brazos cruzados mientras vemos cómo alguien te trata mal".

De repente, la puerta se abrió de par en par. Aldo Torres, el dueño del grupo Universe y uno de los hombres más poderosos de Vagow entró con su imponente semblante.

"¿Por qué lloras? Las chicas grandes no lloran, Lorrie. Eres la heredera de un imperio de mil millones. En lugar de llorar, ¡puedes encargarte de quien te ofendió con solo un chasquido de tus dedos!".

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Contenido
Capítulo 1 Un matrimonio triste Capítulo 2 Mentirosa Capítulo 3 La heredera de la familia Capítulo 4 Decidida y segura Capítulo 5 Papeles de divorcio Capítulo 6 El mayor arrepentimiento Capítulo 7 Ni siquiera le hizo el amor Capítulo 8 Preguntas sin respuesta Capítulo 9 Ataque fulminante
Capítulo 10 La rompehogares
Capítulo 11 Entrevistadora problemática
Capítulo 12 Nuevo comienzo
Capítulo 13 Fuerte bofetada
Capítulo 14 La peor vergüenza
Capítulo 15 Una guerra de palabras
Capítulo 16 Descubrir la verdad
Capítulo 17 Acoso sexual
Capítulo 18 Una aparición repentina
Capítulo 19 La pelea de la expareja
Capítulo 20 Confrontación inesperada
Capítulo 21 El ayudante secreto
Capítulo 22 La colega mandona
Capítulo 23 La elegida
Capítulo 24 La nueva directora
Capítulo 25 La fiesta de empresa
Capítulo 26 Actuación convincente
Capítulo 27 La mayor humillación
Capítulo 28 Otra treta
Capítulo 29 Evidencia
Capítulo 30 Competencia
Capítulo 31 Motivación
Capítulo 32 No lo creo
Capítulo 33 Renuncia
Capítulo 34 El ganador del proyecto
Capítulo 35 Relajarse en el bar
Capítulo 36 El argumento
Capítulo 37 La apuesta
Capítulo 38 La carrera de autos
Capítulo 39 Ganar
Capítulo 40 La conjetura de Laura
Capítulo 41 La carta del abogado
Capítulo 42 La verdad
Capítulo 43 Declaración
Capítulo 44 Suceso inesperado
Capítulo 45 Firma del contrato
Capítulo 46 Causar problemas
Capítulo 47 Echarla
Capítulo 48 Una disculpa
Capítulo 49 Ponerle las cosas difíciles
Capítulo 50 Modifica el plan
Capítulo 51 Exponiendo la verdad en público
Capítulo 52 Operación fallida
Capítulo 53 ¿Por qué Marco hizo eso
Capítulo 54 Una llamada extraña
Capítulo 55 Un nuevo problema
Capítulo 56 Esto no ha terminado
Capítulo 57 La esperanza de los Powell
Capítulo 58 Justicia para mi hijo
Capítulo 59 Pedir dinero prestado
Capítulo 60 Un encuentro inesperado
Capítulo 61 El supuesto sugar daddy
Capítulo 62 Trucos sucios
Capítulo 63 Celos
Capítulo 64 Dale una lección
Capítulo 65 Embriagarse
Capítulo 66 Escándalos
Capítulo 67 El contraataque
Capítulo 68 El propagador de rumores
Capítulo 69 No te incumbe
Capítulo 70 El plan de Keely
Capítulo 71 ¿Qué hice
Capítulo 72 La persona equivocada
Capítulo 73 ¿Puedes concederme este baile
Capítulo 74 Déjame ayudarte
Capítulo 75 Reflexión
Capítulo 76 Esfuerzos desperdiciados
Capítulo 77 Regalos
Capítulo 78 Subasta de caridad
Capítulo 79 Una ridícula oferta
Capítulo 80 Mujer rencorosa
Capítulo 81 La subasta
Capítulo 82 Una pintura falsa
Capítulo 83 La imitación era más costosa
Capítulo 84 El donante de la pintura
Capítulo 85 Comportamiento infantil
Capítulo 86 El mundo es tan pequeño
Capítulo 87 ¿Se preocupa por Loraine
Capítulo 88 Me desharé de él por ti
Capítulo 89 Autolesión
Capítulo 90 La mentira de Keely
Capítulo 91 Su prometida
Capítulo 92 Estafadora
Capítulo 93 La ambición de Florence
Capítulo 94 La visita de Liza
Capítulo 95 Otros regalos
Capítulo 96 Regalos de Wesley
Capítulo 97 Chismes sobre Loraine
Capítulo 98 Lecciones de romance
Capítulo 99 Triángulo amoroso
Capítulo 100 Protesta
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