Loraine no era consciente del hecho de que Marco se sentía muy mal, pues ella estaba viviendo su mejor vida.
Los Torres estaban felices de que ella estuviera de vuelta, y la trataban como a una princesa. De hecho no tenía que mover un dedo en casa, y mucho menos hacer tareas domésticas muy profundas.
Un día, recibió una llamada de su mejor amiga, Jennie Fowler.
"¡Lorrie! ¿Por qué no me dijiste que estabas de vuelta en casa? ¡No me hubiese enterado si tu abuelo no me lo acabara de decir!".
A Loraine automáticamente se le aguaron los ojos.
Y es que a pesar de la objeción de su familia, ella se fue de casa y se casó con Marco, pensando que la vida con él sería un lecho de rosas, e incluso cortó el contacto con Jennie, por lo que la sorprendió muchísimo recibir una llamada suya. ¿No la odiaba? Lección aprendida, Loraine decidió a apreciar más y valorar a su familia y amigos.
"¡Oh, Jennie! Tenía miedo de que todavía estuvieras molesta conmigo. Entonces, no tuve las agallas de llamarte".
"Eres mi mejor amiga, Lorrie. ¿Cómo podría seguir molesta contigo después de todos estos años? Te he extrañado mucho. ¡Salgamos esta noche!", dijo la chica decidida, y colgó antes de que Loraine pudiera responder.
"¡Ella no ha cambiado ni un poquito!", dijo con una risa mientras sacudía la cabeza.
Jennie seguía siendo la misma chica de tres años atrás, y era decisiva en todo el sentido de la palabra.
Por la noche, Loraine se vistió y fue al bar que Jennie le había dicho.
Ya había un montón de personas disfrutando allí, y Loraine se puso a escanear a través de la multitud cuando vio a Jennie saludándola desde un cubículo. "¡Lorrie! ¡Aquí!".
De inmediato, Loraine se acercó y la abrazó con fuerza.
Tras darle un par de besos en las mejillas, Jennie dijo con un puchero: "¡Oh, te extrañé mucho! No había día que no pensara en ti. Todavía no puedo creer que cortaste todo contacto conmigo solo por un hombre. Me sentía muy triste y sola. ¿Sabes lo difícil que fue para mí arreglármelas sin ti?".
Abrazándola de nuevo, Loraine dijo reconfortantemente: "Lo siento, Jennie. En ese momento era estúpida y estaba cegada por amor, pero ya recapacité y me divorcié de ese tipo".
"¡Genial! Gracias a Dios que por fin despertaste, aunque te tardaste mucho. No debiste haberte quedado con esa escoria por tanto tiempo", dijo Jennie, sosteniéndole la cara a su amiga. "Eres inteligente, hermosa, rica e independiente. Te mereces lo mejor, y obviamente cualquier hombre en su sano juicio te querría. Es más, ¿sabes qué? ¡Te voy a traer varios tipos guapos ahora mismo!".
¿Varios tipos guapos? Un mal presentimiento se instaló enseguida en el corazón de Loraine, y aunque trató de detenerla, ya era demasiado tarde.
Luego de un aplauso de su amiga, un grupo de hombres salió de la nada como por arte de magia.
Unos llevaban puestos solo ajustados pantalones cortos, y un par de ellos vestían sacos sin camisa, por lo que sus duros pechos y bíceps estaban a la vista.
Los ojos de Loraine se lanzaron sobre ellos incontrolablemente mientras la rodeaban.
De todos modos, se sostuvo el pecho con una mano, y apartando a Jennie, susurró: "Pero yo no quiero esto. Solo quiero concentrarme en mi carrera. Ya envié mi currículum al grupo Universe, y pronto me van a llamar para una entrevista para un puesto de arquitecto".
Los ojos de Jennie se abrieron con sorpresa. "¿Por qué estás solicitando trabajo ahí? ¿La empresa no es tuya? Deberías ir y tomar la posición que te corresponde. ¡Ser una arquitecta está muy por debajo de su estatus!".
Con seriedad, Loraine explicó: "¿Recuerdas que me especialicé en arquitectura? Pues quiero poner mi conocimiento en práctica ahora. Además, eso me va a dar la oportunidad de saber cómo funciona la empresa y también demostrar mi capacidad. No quiero hacerme cargo de todo sin saber mucho".
Loraine exudaba una confianza inconmensurable mientras hablaba, y no fue hasta ese momento que Jennie se dio cuenta de que esta no había cambiado, y que seguía siendo tan aplicada y trabajadora como antes.
"Oh, cariño, eres muy ambiciosa. Estoy segura de que lo vas a lograr", dijo Jennie, sacudiéndola juguetonamente. Luego miró con el ceño fruncido al grupo de chicos a su alrededor. "Tenía muchas ganas de que nos divirtiéramos con estos bombones, pero como quieres concentrarte en tu carrera, tengo que hacer que se vayan", agregó casi en un tono triste. Luego se levantó y se dirigió al personal. Loraine se sentó en un sofá, esperándola, y los hombres la rodearon en lugar de irse, algunos incluso le lanzaron guiños y besos, haciéndola sonrojar de vergüenza.
Todos la deseaban, e hicieron todo lo posible por coquetear para que ella lo eligiera.
"Hola, hermosa. No sé cómo se ve un ángel, pero debe ser como tú", dijo uno de ellos, extendiendo su mano para acariciarla.
De repente, una gran mano apareció de la nada, le agarró la muñeca y la retorció hasta que gritó de dolor.
Los otros jadearon de miedo al ver al hombre alto que vestía un traje caro; de hecho era más guapo que ellos. Todos se movieron hacia un lado y bajaron las cabezas con vergüenza y temor.
Loraine frunció el ceño al verlo.
"¿Qué haces aquí, Marco?".
"¿Te interrumpí?", cuestionó él de dientes apretados y con cara seria, parándose frente a ella. "¿Entonces eres así de promiscua? Apenas nos divorciamos hace unos días, ¡pero aquí estás jugando con al menos quince tipos!".
Fue insultante para Marco que su exesposa fuese a un bar a retozar con hombres poco después de separarse de él, y varias preguntas se agolparon en su mente. ¿Eso era para decir que él no significaba nada para ella? ¿Ella había estado esperando para hacer eso todo el tiempo que estuvo casada con él?
¿Esos tipos eran mejores que él?
Poniéndose de pie, Loraine replicó: "¿Por qué te importan tanto mis asuntos? ¿Te tengo que recordar que estamos divorciados? ¡No tienes ningún derecho a cuestionar lo que hago o dejo de hacer! Ni siquiera tuviste sexo conmigo, y te aguanté por años, pero ahora que estoy soltera, ¿no puedo salir con hombres de verdad?".
El mayor insulto para un hombre era que le dijeran, directa o indirectamente, que no era capaz de complacer a una mujer en la cama, así que Marco perdió los estribos, y agarrándole fuertemente la barbilla, la obligó a mirarlo.
"¿Por eso te divorciaste de mí? ¿Te cansaste de nuestro matrimonio porque no tuve sexo contigo?".