En cuanto se enteró que habría una fiesta de bienvenida, Keely llamó innumerables veces a Marco y también le envió muchos mensajes, pero él jamás respondió.
¿Hasta cuándo iba a dejar de ignorarla?
Como le había costado un ojo de la cara conseguir una invitación para la fiesta, Keely estaba dispuesta a hacer todo lo posible para dejarle claro al mundo entero que tenía una relación con él.
No obstante, su plan no era muy factible en ese momento, ya que los escándalos recientes apenas se habían calmado.
Era cierto que compró a los Powell para que no mencionaran nada sobre su participación en el asunto. Pero a pesar de eso, Marco aún sospechaba de ella, por lo que ni siquiera le había dirigido la palabra desde el incidente.