"¡Abuelo!", exclamó Loraine al tiempo que se arrojaba a los brazos de Aldo.
Dándole unas palmaditas en la espalda, este dijo: "Todavía cuento contigo para que seas mi sucesora, Lorrie. No puedes perderte y dejarlo todo por culpa de un hombre".
El imperio empresarial de los Torres había sido construido por Aldo varias décadas atrás, y ellos ahora eran una de las familias más poderosas del país. Si bien él estaba satisfecho con sus logros, había una cosa que le preocupaba mucho.
Él tuvo tres hijos; el mayor murió en su mejor momento mientras que los otros dos eran extremadamente tercos. Uno estaba en el ejército y el otro era artista, y ninguno de los dos tenía interés en hacerse cargo de la empresa familiar, así que Loraine era su única opción ahora. Todos en esa familia la adoraban desde que ella era una bebé.
Sin embargo, ella salió de sus alas protectoras y sufrió mucho por culpa de un hombre.
Luego de haber estado deprimida durante tres largos años, ella sintió calidez en su corazón ahora que estaba en casa, y secándose las lágrimas, dijo: "Abuelo, tío Rowan, ya lo he pensado todo, y creo que aprendí la lección. Estoy de vuelta para siempre, y estoy lista para hacerme cargo del negocio de la familia".
Mientras le daba unas palmaditas en la cabeza, Rowan dijo felizmente: "Gracias a Dios que recapacitaste. Por fin puedo estar tranquilo y regresar al ejército".
Frotándose las manos, Aldo dijo: "¡Hoy es un buen día! Ya que estás decidida, voy a llamar a Cayson para prepararte y que puedas tomar el puesto de CEO. Recuerdas a Cayson Benton, ¿no? Ese chico ha sido de gran ayuda estos últimos tres años. Él dirigió el grupo Universe en mi lugar. De hecho, nunca dejó de preguntar por ti. ¡Estoy seguro de que va a estar feliz de saber que regresaste para siempre!".
Aunque sonriente, Loraine negó con la cabeza y dijo: "Pero abuelo, yo no quiero ocupar ese puesto".
"¿Por qué? El grupo Universe es tuyo, ¡y tienes todo el derecho de ser la CEO!", refutó Aldo.
Tras respirar hondo, Loraine trató de darle sus razones. "Lo entiendo, pero aún no estoy lista. Acabas de decir que Cayson ha hecho un gran trabajo dirigiendo la empresa. Si yo aparezco y asumo el puesto de CEO, los empleados y los accionistas no van a pensar que soy capaz de encargarme de la empresa. Primero quiero demostrarles lo que soy capaz".
De ceño fruncido, el anciano dijo: "No tienes que preocuparte por la oposición que pueda surgir. Además, Cayson es un buen hombre y le agradas, así que estoy seguro de que no se va a ofender ni te pondrá las cosas difíciles".
Loraine suspiró de nuevo. "No es Cayson quien me preocupa, sino los otros empleados y accionistas, porque no tienen idea de lo que yo puedo hacer. Primero quiero mostrarles mi habilidad. Y también debería saber más sobre la compañía primero. Si no entiendo el funcionamiento del grupo Universe, seguro que fracasaré".
El anciano sabía que no podía ganar una discusión contra su nieta, por lo que suspiró y preguntó: "¿Qué tienes en mente?".
"Quiero postularme para un puesto de arquitecto en la empresa", respondió la joven sin detenerse a pensar, y su actitud seria demostró que estaba decidida y segura.
Sonriendo con satisfacción, Rowan dijo: "Lorrie, estoy orgulloso de ti. Vas a abrirte paso hasta la cima. ¡Tienes todo mi apoyo!".
Ante eso, Aldo le lanzó a su hijo una mirada fulminante, pues le molestó su aprobación. No obstante, sabía que no podía cambiar la opinión de Loraine, y se limitó a asentir sin poder hacer nada.
"Lorrie, no quiero que sufras más. Pero como ya estás decidida, no puedo obligarte a hacer lo contrario".
"¡Gracias, abuelo!", exclamó felizmente ella, abrazando a Aldo con fuerza.
"Descansa, ¿sí? Wesley está en camino, y debería llegar dentro de las próximas cuarenta y ocho horas".
Los dos hombres le dejaron un beso a Loraine en la frente y la vieron volver a la cama antes de irse. El corazón de ella estaba a punto de estallar de alegría, pues no se había sentido tan feliz y cómoda en mucho tiempo. Pronto se quedó dormida, y pasaron horas antes de que la despertara el timbre de llamada.
Con un bostezo, miró la pantalla del celular; era un número que ella ya había memorizado, lo cual hizo que se le acelerara el corazón enseguida. Ella se quedó mirando la pantalla durante un rato antes de reunir el valor para responderla.
"¿Dónde estás?", cuestionó la voz ligeramente molesta de Marco desde el otro lado de la línea.
En lugar de responderle, Loraine preguntó: "¿Ya consideraste lo que te pedí? ¿Cuándo comienzan los trámites de divorcio?".
Él suspiró profundamente, y en un tono mucho más suave, dijo: "Sé que estás molesta conmigo, Loraine. ¿Pero no crees que estás llevando esto demasiado lejos? ¿Por qué pediste el divorcio por esa tontería? Yo puedo darte cualquier otra cosa, solo pídelo".
¿En serio él pensaba que ella estaba llevando las cosas demasiado lejos? ¿Acaso pensaba que no era para tanto?
Riéndose entre dientes, ella dijo con indiferencia: "Para tu información, no te pedí el divorcio solo porque quiero molestarte. ¡Fue en serio!".
Un silencio ensordecedor se hizo en el otro extremo de la línea, pues Marco quedó sin habla.
Perdiendo la paciencia, Loraine cuestionó: "¿No quieres divorciarte? Nunca me has tratado como tu esposa, Marco. Te estoy dando la oportunidad de estar con Keely. ¡Quiero el divorcio antes de que ella pida otro órgano o planee algo para hacerme daño!".
Queriendo aclarar las cosas, él dijo en voz baja: "Yo había conseguido otro donante de riñón, no tú. Tú eres mi esposa, Loraine, y nunca dejaría que te pase nada malo".
"¡Oh, por favor! ¿Qué harías si tu supuesto donante se echaba para atrás en el último minuto?".
Después de mucho tiempo, Marco por fin respondió: "Ella no necesita un riñón, así que tu pregunta no tiene sentido".
Loraine se rio, burlándose de sí misma.
Ya no importaba que Keely solo hubiese estado fingiendo, pero intentó quitarle el riñón, y Marco no la reprendió por ello; él estaba siendo parcial.
"Estoy harta de ti y de Keely. ¡Dame el divorcio!".
"Esto no es algo que debamos discutir por teléfono. Hablémoslo cara a cara. Vuelve a casa, ¿de acuerdo?", dijo el hombre y luego colgó.
"¡Bien!", exclamó Loraine ante el tono de llamada desconectada. Luego se levantó de la cama con determinación, pues estaba más que decidida a poner fin a su mal llamado matrimonio.