Entrando en pánico, Sheila trató de alejarse lo más que pudo para que Gerald no pudiera verle el rostro. "Pero tengo trabajo que hacer. Yo... Soy una sustituta de Bella", murmuró.
Al ver lo aterrorizada e inquieta que ella estaba, él no podía evitar la sensación de que ya la había conocido antes.
Entonces la acercó a él y le preguntó en voz baja y seria: "Quiero saber tu nombre".
"Yo...", balbuceó ella con su rostro poniéndose extremadamente pálido mientras pensaba rápidamente en cómo responder, ya que no quería que Gerald supiera quién era ella.
Entonces hubo un breve silencio. De repente, Sheila vio de reojo a Saul caminando hacia ellos e inmediatamente lo llamó. "¡Saul!".
"Ya terminó tu trabajo aquí. Estaba a punto de darte tu paga. Esto es...".
Habiendo llegado a su lado, él se dio cuenta de que la persona que estaba con ella era Gerald, por lo que preguntó sorprendido: "Señor Lamont. ¿Qué está haciendo aquí? Su asistente lo ha estado buscando. Me dio la impresión de que puede tener algo importante que decirle".
No obstante, Gerald permaneció inmóvil y mantuvo los ojos fijos en Sheila.
Saul pronto comprendió que algo podría estar mal entre ellos dos, y haciendo una leve reverencia hacia él, dijo: "Señor Lamont, ¿le ofendió esta nueva actriz? Le pediré que se disculpe con usted ahora mismo".
Tras negar con la cabeza, Gerald se fue sin decir nada.
Una vez que estuvo fuera de la vista de ellos, Saul apartó a Sheila y le preguntó: "¿Qué acaba de pasar? ¿No sabes que el señor Lamont odia a las personas calculadoras que consiguen lo que quieren con trucos sucios?".
Sheila se dio cuenta de que él la había malinterpretado, así que se apresuró a explicar: "No, no es eso. Winnie se va a comprometer con él, y yo tenía miedo de que me reconociera, así que me mantuve fuera de su camino. Lo que no esperaba era encontrármelo de frente, pero fue solo un accidente".
"Es bueno que no estés planeando hacer nada tonto". Sabiendo lo que le había pasado a Sheila, Saul se sintió aliviado y aconsejó: "El señor Lamont está en lo más alto de la escala social, y no podemos codearnos con él, así que sería mejor mantener distancia".
Tras bajar la cabeza, ella asintió.
Mirando el cuerpo delgado de Sheila, Saul suspiró de nuevo, "Eres bonita y tienes buenas habilidades de actuación. Si no fuera por Winnie, no habrías sido una doble".
La verdad era que en el fondo él estaba realmente preocupado por ella. Sheila lo tranquilizó: "No te preocupes, Saul. Después de todo, los Newell pagaron los gastos médicos de Ivan, y eso es todo lo que me importa en este momento".
Antes de que él pudiera decir algo, sonó el celular de Sheila.
Sonriendo a modo de disculpa, ella atendió.
Enseguida la enfermera dijo con voz ansiosa: "Señorita Newell, el estado de su hermano se deterioró de repente, y fue llevado al quirófano. Por favor, venga tan pronto como pueda".
Sheila sintió que el corazón se le había subido a la garganta, y casi soltó el celular.
Después de colgar, le contó a Saul sobre Ivan. Sin más, este le entregó su paga y la dejó irse a toda prisa al hospital.
Para cuando Sheila llegó, la operación había terminado. Ivan estaba ahora en coma y lo habían trasladado a la UCI.
Acercándose al médico, ella le preguntó: "Doctor, ¿cuándo despertará mi hermano?".
"Su condición deterioró, y necesita recibir la siguiente fase de tratamiento lo antes posible. Pero señorita Newell, el costo es impagable. Creo que...".
Mirando a Sheila toda delgada y pálida, el doctor no pudo soportar continuar.
"Conseguiré el dinero", dijo ella con firmeza para luego implorar: "Por favor, salve a mi hermano".
Al ver que el doctor asentía y se iba, ella respiró hondo y se sintió un poco aliviada.
"Encontraré una manera de curarte, Ivan. Tú solo aguanta y espera". Ella miró el rostro pálido de su hermano antes de salir de la habitación e irse a la casa de la familia Newell. Apenas entró por la puerta principal, alguien le arrojó un balde de agua helada sobre la cabeza, y el frío inmediatamente se filtró a través de su ropa y hasta sus huesos.
Entonces la voz chillona de Winnie llegó a sus oídos.
"¡Perra! ¿Cómo te atreves a volver aquí?".