Los dos entraron al salón de banquetes de nuevo, y ya con las luces habiendo vuelto a encenderse, los invitados habían comenzado a comer.
Gerald giró la cabeza para mirar a Sheila y frunció el ceño.
"Winnie, tu cara...".
Él no había notado hasta ese instante de que el rostro de su prometida estaba cubierto por una gruesa capa de maquillaje. A pesar de que de todos modos se veía hermosa, él no creía que el maquillaje pesado le sentara bien.
Apretando los puños, ella frunció los labios, e inmediatamente explicó: "Es que bebí vino de frutas por error y me salió un sarpullido debido a mis alergias. Como mamá no quería que enfrentara a los invitados con la cara llena de imperfecciones, me las cubrió".