/0/10709/coverbig.jpg?v=925536543a1eec2b73e28ae81c991091)
El mayor arrepentimiento de Valerie es que aceptó trabajar como secretaria personal de Edwin. Resultó que la lealtad no significaba nada para él. Cuando se cansó de ella después de todo lo que ella había hecho por él durante los últimos cinco años, la transfirió a una sucursal sin pestañear. Se dijo que el trabajo en la sucursal era más difícil. Sin embargo, Valerie se regocijaba en cada momento. Estaba feliz de haber finalmente deshecho de ese malapata. Lejos de su jefe desagradable, la vida de Valerie ha experimentado muchos cambios: un chico guapo la invitó a salir. Mientras tanto, descubrió que su padre era un multimillonario moribundo. Solo tuvo que asentir con la cabeza para heredar su fortuna. Mientras Valerie disfrutaba de su nueva vida, sus caminos se cruzaron unos días después durante un cóctel. Edwin, que estaba tan absorto en sí mismo, se burló: "Veo que todavía no te has recuperado. Incluso me seguiste a esa fiesta. ¿Cómo puedes ser tan obstinada?". Valerie se rio de eso y chasqueó la lengua. "Hola, Edwin. No recuerdo haberte invitado aquí". "¿Qué estás diciendo? Oh, veo que la angustia ha afectado tu cerebro. Debes ir a ver al médico", replicó Edwin con una sonrisa irónica.
En ese instante, Valerie Reese se despertó con el ceño fruncido. Gimiendo incómodamente, se dio vuelta y su mano encontró algo cálido. Solo entonces se dio cuenta de que un hombre estaba durmiendo a su lado.
Con la mandíbula apretada, la mujer se sentó y encendió la luz de la mesita de noche. Junto a ella, el hombre suspiró profundamente, frustrado.
La tenue luz de la lámpara iluminaba su espalda desnuda y parte de su rostro.
Entonces, Valerie se acercó sigilosamente al ropero, se cambió y regresó al borde de la cama, donde extendió la mano para tocar la espalda del hombre con suavidad.
"Señor Layfield, ya son las seis de la mañana. Tienes una reunión a las siete y media".
De inmediato, el hombre apartó su mano de un manotazo y gruñó roncamente:
"¡Largo!".
Valerie, quien desde hacía mucho tiempo se había acostumbrado a su temperamento, se levantó con aire de despreocupación.
En silencio, la joven bajó las escaleras hacia la cocina para preparar el desayuno. Sin despertarlo, terminó de comer y salió de la casa. Tras ello, tomó un taxi hacia la empresa.
Durante el día, la mujer trabajaba como secretaria principal de Edwin Layfield, CEO del Grupo Layfield. Sin embargo, por la noche, era su compañera en la cama.
Valerie llegó a la compañía y preparó todo de inmediato. Su mirada permanecía indiferente mientras esperaba a Edwin fuera de la sala de conferencias. De hecho, todos los que pasaban por su lado se dirigían a ella en un tono respetuoso y adulador.
Dos minutos antes de que empezara la reunión, el ascensor exclusivo del CEO sonó.
En ese instante, Valerie suspiró aliviada pero se mantuvo en su lugar.
La imponente estatura de Edwin, de un metro noventa aproximadamente, contribuía a su autoridad. Además, siempre tenía una expresión fría que lo hacía parecer inalcanzable.
En comparación con él, la altura de Valerie, de un metro sesenta y cinco aproximadamente, parecía algo diminuta.
Al llegar, el empresario la ignoró por completo, como si el hombre con quien ella había tenido relaciones sexuales la noche anterior fuera alguien completamente diferente.
La reunión duró bastante tiempo. La chica tuvo que salir a la mitad para ir a la oficina de la secretaría y pedir el desayuno para Edwin.
Ella estaba revisando el menú cuando su compañera secretaria, Marisa Kendall, se acercó a ella y preguntó:
"Valerie, ¿has revisado el horario de la tarde del señor Layfield?".
Al escucharla, la mujer la miró con ceño fruncido. "¿Hay algo mal con el horario?".
Marisa hizo un ruido con la lengua y murmuró suavemente:
"Más tarde, el señor Layfield tiene programada una cena con Brent, el presidente de SHINE Corporation".
Le llevó un tiempo a Valerie recordar quién era ese hombre.
Brent Clark era conocido por su tendencia a acosar sexualmente a las empleadas. Incluso hubo una vez en la que drogó a una secretaria de otra empresa y la obligó a acostarse con él. Aparte de eso, se rumoreaba que él también intentó acosar a la tía del CEO, Ivanna Layfield, en el pasado.
Como Edwin siempre llevaba una de sus secretarias a las cenas de negocios y las demás no querían acompañarlo, Marisa se acercó a Valerie para preguntarle al respecto.
"No te preocupes. No creo que el señor Layfield nos lleve a ninguna de nosotras", respondió Valerie con despreocupación.
No obstante, tan pronto como terminó de hablar, alguien abrió la puerta de la oficina. Una colega asomó la cabeza y buscó con la mirada hasta que sus ojos se posaron en Valerie.
"Valerie, el señor Layfield quiere verte".
La joven rápidamente completó su pedido y salió de la oficina de la secretaria sin cambiar su expresión.
Ella había sido la secretaria de Edwin durante cinco años. Poco después de unirse a la compañía, tuvieron relaciones sexuales en el salón, marcando el inicio de su extraño acuerdo. Ella había lidiado con varios clientes difíciles en los últimos años, pero él nunca le había pedido que se involucrara en actividades turbias.
Segundos más tarde, cuando Valerie entró a la oficina de Edwin, este ni siquiera la miró. El empresario siguió firmando documentos mientras le ordenaba:
"Prepárate. Me acompañarás a cenar esta noche".
Al escuchar esas palabras, Valerie se quedó inmóvil.
Y como no respondía, Edwin finalmente levantó la cabeza y la miró frunciendo el ceño.
"¿Valerie?".
La joven salió de su ensimismamiento y finalmente respondió:
"Sí, señor".
En seguida, el hombre le lanzó una carpeta y exigió:
"¿Cuánto tiempo llevas trabajando para mí?".
En realidad, ella no sabía por qué le preguntaba eso, pero de todos modos respondió:
"Cinco años".
"Llevas mucho tiempo trabajando, así que deberías saber cuál es tu lugar a estas alturas. Haz bien tu trabajo, ¿entendido?".
"Por supuesto, señor".
Luego, Valerie salió de la oficina con el rostro serio, con sus manos frías y temblorosas.
Parecía que Edwin se había cansado de ella y estaba buscando una excusa para entregarla a otro hombre.
Con eso en mente, la chica regresó a su oficina, donde estuvo comiendo uvas toda la tarde. Antes de que llegara la hora de salir, la mujer metió un puñal en su bolso, pensando en que si Brent la drogaba, ella se apuñalaría para despertar.
Durante siete años, Jillian estaba enamorada de Bryan con pasión inquebrantable, pero él permaneció distante, con sus emociones herméticamente selladas. Descorazonada, ella se marchó al extranjero tras graduarse de la universidad. Tres años después, Jillian, ahora una abogada de éxito, se sentó provocativamente en el regazo del hombre. Con una sonrisa juguetona, le espetó: "¿Qué te pasa, Bryan? ¿Eres impotente?". Bryan ya no podía contenerse. Con un rápido movimiento, la tomó en brazos y la arrojó sobre la cama. A la mañana siguiente, cuando él se despertó, Jillian esbozó una sonrisa traviesa. "Solo es una aventura, ¿de acuerdo?".
Dos años después de su boda, Ximena perdió el conocimiento en un charco de sangre durante un parto difícil, olvidando que su exmarido se iba a casar con otra persona ese día. "Nos vamos a divorciar, pero el bebé se queda conmigo". Estas palabras resonaron en su mente. Sabía que él no estaba allí para ayudarla, sino para quitarle a su hijo. Ximena preferiría morir antes que ver a su hijo llamar madre a otra mujer. Posteriormente perdió la vida en la mesa de operaciones con dos bebés en su vientre. Pero ese no fue el final para ella... Años más tarde volvió a encontrarse con Ramon, que ha cambiado mucho. Quería quedársela para él a pesar de que ya era madre de dos hijos. Y cuando supo que ella se iba a casar de nuevo, irrumpió como un loco. "Ramon, ya morí una vez antes, así que no me importa volver a morir. Pero esta vez, quiero que muramos juntos", gritó ella, mirándolo con angustia en sus ojos. Ximena pensó que él no la amaba y estaba feliz de estar fuera de su vida. Pero lo que ella no sabía era que la noticia de su inesperada muerte le había roto el corazón. Durante mucho tiempo lloró de dolor y agonía. Siempre deseó poder retroceder en el tiempo o ver su hermoso rostro una vez más. Todo esto fue demasiado para Ximena, cuya vida estuvo llena de idas y venidas. No sabía si debía volver al lado de su exmarido o seguir adelante con su vida. ¿Cuál elegiría ella?
Nicole Matthews se casó profundamente enamorada de un hombre que no la quería en un matrimonio arreglado, manteniendo la esperanza de que algún día él se terminaría enamorando de ella. Sin embargo, eso nunca pasó, él solo la despreció, tratándola de gorda y manipuladora. Luego de dos años de un matrimonio seco y distante, Walter Gibson, el esposo de Nicole, le pidió el divorcio de la manera más degradante. Sintiéndose humillada, Nicole acepta el plan de su amiga, Brenda, quien le sugiere darle una lección a su futuro exesposo, usando a otro hombre para demostrarle a Walter que la mujer que despreció y trató de gorda, podía ser deseada por otro. Solo debían contratar a un gigoló. * Patrick Collins, ha sufrido una decepción amorosa tras otra, todas las mujeres que han mantenido una relación con él, solo han demostrado interés por su dinero, pues Patrick es uno de los herederos de la familia más rica y poderosa del país. Él solo desea enamorarse de verdad de una mujer que lo quiera por quien es y no por su apellido. Y una noche, en un bar, una mujer hermosa, curvilínea y desconocida se acerca a Patrick y le habla, confundiéndolo con un gigoló, esa mujer le hace una propuesta a Patrick fuera de lo común, que le parece muy interesante y no puede rechazar.
Sabrina tardó tres años enteros en darse cuenta de que su marido, Tyrone, era el hombre más despiadado e indiferente que jamás había conocido. Él nunca le sonrió y mucho menos la trató como a su esposa. Para empeorar las cosas, el regreso del primer amor del hombre no le trajo a Sabrina nada más que los papeles del divorcio. Con la esperanza de que todavía hubiera una posibilidad de salvar su matrimonio, le preguntó: "Tyrone, aún te divorciarías de mí si te dijera que estoy embarazada?". "¡Sí!", él respondió. Al comprender que ella no significaba nada para él, Sabrina finalmente se rindió. Firmó el acuerdo de divorcio mientras yacía en su lecho de enferma con el corazón hecho pedazos. Sorprendentemente, ese no fue el final para la pareja. Fue como si Tyrone despejara la mente después de firmar el acuerdo de divorcio. El hombre que alguna vez fue tan desalmado se arrastró junto a su cama y le suplicó: "Sabrina, cometí un gran error. Por favor, no te divorcies de mí. Te prometo que voy a cambiar". Sabrina sonrió débilmente, sin saber qué hacer…
Mi familia era pobre y tenía que trabajar medio tiempo todos los días solo para pagar las cuentas y estudiar en la universidad. Fue entonces cuando la conocí, la chica bonita de mi clase con la que todos los chicos soñaban salir. Era muy consciente de que ella era demasiado buena para mí. De todos modos, reuniendo todo mi coraje, le dije que me había enamorado de ella. Para mi sorpresa, accedió a ser mi novia. Me dijo, con la sonrisa más bonita que he visto en mi vida, que quería que el primer regalo que le diera fuera el último iPhone de gama alta. Un mes después, mi arduo trabajo finalmente valió la pena. Pude comprar lo que ella quisiera. Sin embargo, la pillé en el vestuario besando al capitán del equipo de baloncesto. Incluso se burló despiadadamente de mis defectos. Para colmo, el tipo con el que me engañó me dio un puñetazo en la cara. La desesperación se apoderó de mí, pero no pude hacer nada más que tirarme en el suelo y dejar que pisotearan mi orgullo. Cuando nadie lo esperaba, mi padre me llamó de repente y mi vida cambió. Resulta que soy el hijo de un multimillonario.
Todos se sorprendieron cuando estalló la noticia del compromiso de Rupert Benton. Fue sorprendente porque se decía que la novia afortunada era una chica normal, que creció en el campo y no tenía nada a su nombre. Una noche, ella apareció en un banquete, lo cual causó una sensación a todos los presentes. "¡Cielos, ella es tan hermosa!". Todos los hombres babeaban y las mujeres se pusieron celosas. Lo que no sabían era que esta supuesta pueblerina era en realidad una heredera de una fortuna de mil millones de dólares. No pasó mucho tiempo antes de que sus secretos salieran a la luz uno tras otro. Las élites no podían dejar de hablar de ella. "¡Dios mío! Entonces, ¿su padre es el hombre más rico del mundo?". "¡También es esa excelente pero misteriosa diseñadora que mucha gente adora! ¿Quién lo hubiera adivinado?". Sin embargo, un montón de gente no creía que Rupert pudiera enamorarse de ella. Pero les cayó otra bomba. Rupert silenció a todos los detractores emitiendo un comunicado. "Estoy muy enamorado de mi hermosa prometida. Nos casaremos pronto". Dos preguntas estaban en la mente de todos: "¿Por qué la chica ha ocultado su identidad? Y ¿por qué Rupert estaba enamorado de ella de repente?".