El malestar que ella sentía era tan insoportable que parecía que todos sus vasos sanguíneos estaban a punto de estallar.
¡Flora era tan cruel! Natalie apenas había tomado un sorbo del café, pero la droga ya había comenzado a hacer efecto. Ni siquiera quería pensar en lo que hubiera sucedido si hubiera bebido más de un sorbo.
Sentía como si su cabeza fuera a explotar, pero al mismo tiempo, se sentía entumecida. Además, estaba extremadamente sedienta, como si hubiera estado caminando por el desierto durante años.
"Agua... Necesito agua...".
Logró sacar algunas palabras de su boca con mucha dificultad. Pero su garganta se sentía tan seca y su cuerpo, tan caliente que lo único que quería era ahogarse en una bañera llena de hielo.
"Tengo que llevarte al hospital ahora mismo".
El hombre supo de inmediato lo que estaba sucediendo.
"¡Ayúdame! ¡Por favor! Haré cualquier cosa por ti...". Natalie tomó la mano del hombre con desesperación. Él era su último rayo de esperanza en medio de todo esto.
"Lo haré, solo intenta aguantar un poco más".
El hombre frunció el ceño con frialdad. Nunca le había gustado entrometerse en los asuntos de otras personas. Cualquier otro día, la hubiera abandonado allí mismo. Pero, por alguna razón, cuando vio la desesperación en los ojos de Natalie, sintió lástima por ella.
"Gracias...".
La joven estaba realmente agradecida. De hecho, en ningún momento se le pasó por la cabeza que el hombre que tenía delante podría hacerle algo malo.
Lo único que la mantenía despierta era su voluntad de sobrevivir.
Natalie apretó su mano con fuerza y sollozó lastimosamente. "¡No quiero morir!".
El hombre volvió a entrecerrar los ojos, pero esta vez con una ligera sonrisa en el rostro. "Tienes suerte, no dejaré que mueras hoy".
En ese momento, Natalie se veía como una hermosa sirena varada en la orilla. Estaba realmente hermosa con su vestido de encaje blanco y las mejillas enrojecidas.
El hombre se puso rígido en su lugar. Aquella mujer indefensa en el asiento trasero de su auto era sumamente tentadora.
Su voz de repente se volvió ronca. "Mi nombre es Jarvis Braxton. Recuérdalo, porque me debes un favor".
Natalie estaba tan débil que perdía la conciencia por momentos, por lo que no logró registrar sus palabras.
Jarvis pisó el acelerador y condujo directamente hasta el hospital del Grupo Braxton. En tan solo unos minutos, la joven ya se encontraba en manos de un médico.
Esa noche en la habitación del hospital, Natalie tuvo un sueño erótico. Soñó con aquella noche fatal de hacía unos años.
Cuando despertó, ya era el mediodía del día siguiente.
Los recuerdos de la noche anterior comenzaron a inundar su mente. Al darse cuenta de dónde estaba, sintió un nudo en la garganta.
A pesar de que había logrado sobrevivir, no podía estar con su amado Rowley.
Fue entonces que notó al extraño hombre que se encontraba dormida en el borde de la cama. Era tan guapo que no pudo evitar maravillarse con su elegante apariencia.
Sus rasgos bien definidos lo hacían verse como un dios griego.
La joven siguió inspeccionándolo con la mirada hasta llegar a sus fuertes brazos.
Ella había estado realmente indefensa la noche anterior, pero él ni siquiera la había tocado. Incluso se había ocupado de cuidarla y llevarla al hospital.
Natalie no pudo evitar sonrojarse de inmediato.
¿En qué diablos estaba pensando?
¿Acaso esperaba que pasara algo?
¡Debía estar loca!
Al ver que el hombre seguía dormido, intentó incorporarse en la cama con cuidado. Pero, aun así, el movimiento más leve hizo que el hombre se despertara sobresaltado.
"¿Intentas escabullirte después de que te salvé la vida?".
Jarvis estiró los brazos perezosamente y miró a Natalie con una leve sonrisa.
Ya se había despertado, y solo estaba fingiendo. Al verla intentar huir, se levantó de inmediato.
"Me debes lo de anoche. ¿Ibas a escabullirte así como así?".
"¿Qué? No, yo... No quería...". Natalie se quedó sin palabras. Era cierto que él la había salvado y, al escuchar sus palabras, se sintió realmente culpable. "Gracias por ayudarme".
"Fue mi primera vez. ¿Crees que un simple gracias es suficiente?", dijo con una falsa mirada inocente en el rostro.
"¿A qué te refieres con primera vez?".
Por la forma en la que hablaba, lo hacía sonar como si algo hubiera sucedido entre ellos dos.
"La primera vez que me entrometí en los asuntos de otra persona".
Natalie se sintió aliviada al escucharlo. Luego, recuperó la compostura y explicó: "Mi madrastra quiso casarme con un hombre al que no amo. Está desfigurado, discapacitado y moribundo. Y la verdad es que preferiría morir antes que casarme con él. Muchas gracias por salvarme".
¿Ella de verdad preferiría morir antes que casarse con ese hombre?
Al ver la expresión nerviosa en su rostro, Jarvis le sonrió juguetonamente. "Pues, mi boda también iba a ser ayer. Sin embargo, después de lo que pasó, me temo que ya no podré casarme con mi novia. Tendrás que compensarme con una novia nueva".
"¿De verdad? ¡Oh Dios! Lo siento tanto. ¡No tenía idea de que te ibas a casar anoche!". Natalia se sintió terrible. Pero, ¿cómo podría conseguirle una nueva esposa a este hombre? Claramente, él estaba poniéndole las cosas fáciles.
"Olvídalo. Eres muy hermosa, y tu vestido de novia se ve muy costoso. Jamás podría gustarte un hombre pobre como yo", dijo él chasqueando la lengua con decepción.
Al ver lo molesto que se veía, ella soltó: "No, no es lo que piensas".
Una enorme sonrisa se formó en el rostro de Jarvis mientras tomaba la mano de la joven. "Entonces ven conmigo a conocer a mis padres".
"¿Qué? No, ahora no puedo...", contestó ella, retirando la mano con torpeza. "Hay algo de lo que tengo que ocuparme primero. Pero te dejaré mi número de teléfono para que nos pongamos en contacto más tarde".
Primero lo primero, tenía que enfrentarse a su madrastra.
"Está bien". Jarvis simplemente asintió y dejó de molestarla.
Natalie anotó su número rápidamente antes de marcharse, pero sin querer cometió un error y anotó mal uno de los números.
Jarvis la observó con gran interés mientras ella se marchaba apresurada.
Luego echó un vistazo al collar que ella había dejado olvidado en la cama y sonrió.
En ese momento, recibió una llamada telefónica.
"Jarvis, la novia se escapó y no tenemos idea de dónde está. ¿Y tú dónde diablos estuviste toda la noche? ¿Qué podría ser más importante que tu propia boda?".
"Estaba con la novia". Un toque de ternura suavizó su mirada al mencionar a Natalie.
Nunca se hubiera esperado que su prometida huyera de la boda, solo para toparse con él esa misma noche sin saberlo.
Lamont Henderson, la persona del otro lado de la línea, se sorprendió al escuchar su declaración.
"¿Estás bromeando? Acabo de decirte que la novia se escapó. Y déjame decirte: la familia Rivera es muy audaz. Se suponía que te casarías con Alisha, pero ellos enviaron a Natalie en su lugar. Al parecer, Alisha se ha casado con un miembro de la familia O'Brien".
Jarvis no tardó mucho en darse cuenta de lo que estaba sucediendo realmente.
"Tu abuelo espera que te ocupes de este asunto", agregó Lamont.
"Entonces cancela el compromiso".
Después de una breve pausa, Jarvis agregó: "No hay necesidad de hacerle las cosas más difíciles a la familia Rivera".
"¿De qué diablos estás hablando? ¡Haz hecho el ridículo por su culpa! Alisha se casó con otro hombre. ¿Cómo puedes dejarlo pasar tan fácilmente?".
Lamont no lograba comprender por qué estaba tan tranquilo al respecto. No solía comportarse así con quienes lo ofendían.
Normalmente, hubiera odiado a la familia Rivera por engañarlo y dejar que su novia original se fuera con otro.
"Solo haz lo que te digo", ordenó él.
Lamont no pudo evitar recordarle: "Tus tres exesposas están 'muertas'. Si cancelas este compromiso, la familia Braxton descubrirá que algo anda mal. Todos nuestros esfuerzos habrán sido en vano".
Jarvis reflexionó sobre esto por un momento. "Tengo otro plan", dijo finalmente.
"¿Qué?". Lamont seguía confundido, no tenía idea de lo que podía estar pensando.
En lugar de responder a su pregunta, el joven cambió de tema. "Necesito que me consigas un auto barato".
"¿Para qué?".
"Para perseguir a mi esposa".
……
Una vez que Natalie llegó a la puerta de su casa, encontró a su padre, Garrett Rivera, y a Flora despidiendo respetuosamente a un hombre de mediana edad.
Al parecer, la familia Braxton lo había enviado para romper el compromiso.
Solían insistir en que la hija de Garret debía casarse con alguien de su familia, pero ahora habían cancelado el compromiso de repente. La novia se había escapado de la boda, y aun así no parecían estar enfadados con la familia Rivera. El señor Rivera se sorprendió por su repentina amabilidad y su tranquilidad ante la situación.
Luego de que el mensajero subió al auto y se fue, Garret se limpió el sudor frío de la frente. "¡Mira lo que has hecho!", espetó al ver a Natalie. "Y todavía tienes la audacia de mostrar la cara por aquí. Si no fuera porque la familia Braxton tuvo piedad de nosotros esta vez, hubiéramos caído en la bancarrota por tu culpa".
Mirando a su padre, Natalie replicó con frialdad: "¿Acaso tienes idea de lo que realmente pasó anoche?".