Noel dio un paso adelante y abofeteó a Alisha unas diez veces.
"¡Ah! Mamá, ¡ayuda! ¡Ay!". La habitación retumbó con sus alaridos, pero nadie se atrevió a dar un paso al frente para ayudar, y mucho menos para detener a Noel.
Al ver esto, los Coleman guardaron silencio, sin atreverse a interferir para no meterse en problemas.
"¡Mamá! Mamá, ¡ayúdame!", Alisha gritaba desesperadamente pidiendo ayuda.
Flora no dijo ni una palabra. Se limitó a ver cómo la cara de su hija se hinchaba gradualmente y se tornaba de un color entre rojo y púrpura, con sangre brotando de la comisura de sus labios y nariz.
Noel no se anduvo con rodeos.
Aunque Alisha era una mujer, la orden de su jefe estaba por encima de todo.
No se detuvo sino hasta haberle propinado dieciocho bofetadas en total.
Después de recibir una paliza, Alisha se desplomó en el suelo, sin atreverse a tocarse la cara. Sus ojos estaban llenos de miedo y dolor, y no podía hablar con claridad. "Mamá, me... duele. Me duele la cara".
"Oh, mi Alisha". Flora se apresuró a abrazar a su hija, con lágrimas en los ojos.
La cara de la chica había quedado irreconocible, y en sus mejillas se veía claramente la marca de la mano de Noel.
Al presenciar una escena tan violenta, Natalie tragó saliva, nerviosa. Alisha había recibido un castigo peor del que se merecía.