Lamont había tenido que fingir que reservó todo el restaurante, y como ya había cumplido su misión, sabía que debía marcharse.
Luego, una vez que Jarvis y Natalie tomaran asiento, hizo como si alguien lo hubiera llamado por teléfono y soltó una excusa poco convincente. "Mmm... pasó algo, me tengo que ir. Disfruten".
"Está bien", respondió Jarvis.
Por su parte, Natalie se sintió muy avergonzada, pues Lamont acababa de ayudarlos a poner a Rowley y a Alisha en su lugar, y ahora les estaba invitando a una cena elegante sin él.
"Lamont, muchas gracias por tu ayuda. Si no fuera por ti, nos habrían echado".
"Oh, no hay problema. Jarvis es mi amigo. Además, ese par de idiotas ni siquiera están calificados para entrar a Chez Colette. Me repugnan", respondió Lamont, echándole un vistazo a Jarvis. Natalie no tenía idea de que su novio era el verdadero dueño de ese lugar.
"Bueno, me retiro... Que tengan una excelente velada", se despidió Lamont antes de que Natalie pudiera decir algo más.
"Jarvis, ¿qué hace exactamente Lamont?".
Tomando en cuenta que el hombre se había referido a Rowley y a Alisha como si fueran unos insectos insignificantes, estaba claro que no le tenía miedo a la familia O'Brien. En ese sentido, debía ser aún más poderoso que ellos.