Lucinda escuchó que alguien gritaba su nombre y se volvió para mirar a la mujer. Tenía una expresión neutral en su rostro.
Sabía que Nathaniel y Eleanor asistirían a la fiesta. Sin embargo, después de que él le pidiera que se disculpara con la otra mujer en la villa, el amor de Lucinda por él se desvaneció.
Ahora solo era su exesposo, un hombre que no significaba nada para ella.
Con una sonrisa, tomó el brazo de Cyrus mientras caminaban.
Cuando Eleanor se dio cuenta de que iban en su dirección, se sobresaltó y miró a Nathaniel.
Los ojos de él estaban fijos en Lucinda. Estaba sorprendido también, pero luego su rostro se oscureció.
De hecho, se sentía un poco culpable por lo que había pasado.
Lucinda, por su parte, parecía haberlo superado. Se comportaba como una dama digna e iba acompañada de otro hombre, solo unas horas después de haber puesto fin a su matrimonio.
Fuera como fuese, se veía impresionante.
Su exesposo no pudo evitar fijarse en ella. Habían estado casados tres años y nunca la había visto tan hermosa.
¿Salía ahora con Cyrus?
¿Se habían divorciado en la mañana y ya estaba con otro hombre ese mismo día?
A Nathaniel no le hizo ninguna gracia. Su mirada se volvió fría, como si fuera a perder los estribos en cualquier momento.
Miró a Lucinda mientras caminaba en su dirección, esperando una explicación de su parte.
Sin embargo, la pareja se volvió y estrechó la mano del hombre que estaba a su lado, saludándolo con una sonrisa. Era como si Nathaniel ni siquiera existiera.
Estaba claro que no significaba nada para ella.
Nathaniel se dio cuenta además de que Cyrus también parecía hostil hacia él.
Cuando su rostro se ensombreció, Eleanor también se sintió avergonzada. Momentos antes, le había tendido la mano a Lucinda para saludarla y estaba a punto de hacer una declaración para provocarla.
Pero esta la ignoró por completo y tuvo que tragarse las palabras que iba a decir.
Vivien Roberts, la hermana menor de Nathaniel, que había estado bebiendo champán en el vestíbulo, salió al oír el alboroto en la puerta.
Se acercó a Eleanor y le tocó suavemente el hombro. "¿Cómo ha entrado aquí esa mujer?".
A Eleanor se le iluminó la cara al ver a Vivien. "No lo sabes, ¿verdad?", respondió en voz baja. "Lucinda y tu hermano se divorciaron esta mañana. Pero no esperaba que saliera con otro hombre tan rápido. Aunque me alegra ver que es feliz".
La expresión de Vivien se ensombreció al procesar la información.
"¡No puede ser!".
Esta lanzó una mirada furibunda a Lucinda, que se mezclaba con los invitados junto a Cyrus. "¿Ha puesto fin a su matrimonio con mi hermano esta misma mañana y ya está con otro hombre en un banquete de lujo? ¡Qué zorra! ¡Perra! Probablemente ya tenía una aventura con este hombre antes de su divorcio. ¡Cómo se atreve a engañar a mi hermano! ¡Se va a enterar!".
Vivien estaba furiosa. Sin dudarlo, se dirigió hacia Lucinda.
Eleanor fingió intentar detenerla, pero sonrió al ver a la chica acercarse a Lucinda.
"¡Perdone, señor!".
Vivien llamó a Cyrus mientras se acercaba por detrás. Él se dio la vuelta y ella se quedó completamente prendada de él.
No podía creer que hubiera un hombre tan atractivo como su hermano en Forden.
En ese momento, su envidia y rabia hacia Lucinda alcanzó su punto máximo.
"¿Quién eres tú?", preguntó Cyrus con frialdad.
Lucinda se inclinó un poco y le presentó a Vivien con una sonrisa. "Fue mi cuñada, la persona más arrogante de la familia Roberts".
La expresión de su hermano se volvió aún más fría al oír aquello.
Sus susurros no fueron lo bastante bajos y Vivien oyó claramente lo que dijo Lucinda. Y la cercanía de los dos la provocó aún más.
Debido a la presencia de Cyrus, Vivien ocultó su enfado y actuó como si fuera amable mientras intentaba persuadirlo. Dijo convencida: "No se deje engañar por esta mujer, señor. Ya tuvo un matrimonio. No es más que una mentirosa, una cazafortunas salida de un orfanato. Es muy astuta e incluso tuvo una aventura con mi abuelo. Y... ¡Ah!".
Antes de que pudiera terminar, una sonora bofetada resonó en la sala.
Esto silenció a todos los invitados.
Vivien se cubrió la cara con una mano y miró a Lucinda con incredulidad.
"¡¿Cómo te atreves a golpearme?!", exclamó con visible asombro.